El ex jefe de Gabinete de Kicillof intenta justificar sus gastos millonarios con los ingresos de Jésica Cirio.
Por Gonzalo Abascal
Para Clarín
Sabíamos, desde octubre del año pasado, que Martín Insaurralde, ex intendente de Lomas de Zamora, jefe de Gabinete de Axel Kicillof y amigo y consejero de Máximo Kirchner, no se privaba de gustos caros y placeres mundanos.
Así lo testimoniaban las imágenes en el yate Bandido atracado en Marbella, junto a la epicúrea Sofía Clérici, "acompañante de viajes" -según su propia definición-, con las copas plenas de champagne francés.
Bien, ahora también sabemos -así lo declaró el propio Insaurralde a la Justicia-, que todo eso y más lo habría hecho con la plata de su ex mujer, la mediática Jésica Cirio.
Para decirlo sin vueltas: según él, se fue de trampa con "la de ella". Y no acá a la vuelta. A navegar por el Mediterráneo. Un crack, podría pensarse con rancio humor machista.
Pero es más preciso definirlo, sin temor a la exageración, como otro ejemplo de corrupción extendida, y aunque en esa materia nada sorprende, en su defensa Insaurralde está llevando su propio cinismo a límites difíciles de igualar.
La novedad judicial se conoció sobre el fin de la pasada semana. Investigado por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, Insaurralde presentó al juez Ernesto Kreplak un escrito en el que justificó su crecimiento patrimonial entre 2009 y 2023 en el dinero facturado por su ex mujer.
“Probado como está en esta causa mi matrimonio con la Sra. Jésica W. J. Cirio en el año 2014, no se explica que se excluya la integración de mi patrimonio en una sociedad conyugal. Sociedad conyugal con una persona que ha tenido y tiene su propia actividad e ingresos que, hasta el divorcio, no pueden dejar de ser considerados”, escribió en su defensa.
Y sin que le tiemble el pulso, siguió, especificando lo ocurrido a partir de 2014, año en que se casó con Cirio. “En este año se produjo el inicio de la sociedad conyugal. Los gastos de la sociedad conyugal se solventaron con los ingresos de la sociedad conyugal, y no solo con los míos”.
No es lo que se esperaría de un auténtico "barón" del conurbano, claro, que venga a resultar un mantenido. Una ofensa para los Granados, los Ishii, los Descalzo y los Secco, sospechados de otras cosas, pero nunca de manotearle la billetera a la mujer.
Y lo de manotearle, y no pedirle, no es caprichoso, porque quien pareció ignorar los gastos de su ahora ex marido fue la propia Cirio.
Entrevistada hace poco más de un año, la rubia se había confesado sorprendida y ajena a los derroches de Insaurralde. "¿Sabías si tenía cuentas afuera?", le preguntó entonces Georgina Barbarossa. "No, no tengo ni idea, yo no estaba atrás de su economía, de su contador, ¿quién está atrás de los contadores de su marido?", respondió ella. "Si tenés un marido que gasta tanto", fue al hueso Barbarossa. "Es que yo esos gastos los vi con ustedes", se atajó otra vez Cirio. "No los veía antes", siguió.
Y abundó: "Mis autos los compró yo, y son mis autos; la mayoría de mis viajes los hice sola". Para sentenciar: “Hay cosas que las tiene que explicar él y sus personas jurídicas, yo puedo hablar de mis cosas, de mis viajes, que es la vida que llevo antes de conocerlo a él".
Habrá que decirle a Cirio que entre las supuestas pruebas presentadas por su ex marido aparece un recibo por 250.000 dólares que ella le habría entregado el 26 de enero de 2023.
La continuidad de la investigación, que involucra a Insaurralde, Cirio y Sofía Clérici, quedó en manos del fiscal antilavado Diego Velasco y de los investigadores especializados en lavado de dinero del Ministerio Público Fiscal, que buscarán eventuales inconsistencias en los papeles.
No es difícil pensar que alguna existe.
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