Desde su regreso al club, el entrenador se encontró con el obstáculo de las bajas por problemas físicos.
El regreso de Marcelo Gallardo al banco de River no estuvo exento de dificultades, y uno de los principales problemas que enfrentó el entrenador fue la extensa lista de lesiones que afectó al plantel. Durante sus casi cuatro meses al mando, el Millonario acumuló 17 bajas, de las cuales 11 fueron de índole muscular, lo que dejó al equipo debilitado en momentos clave del semestre.
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El ciclo comenzó con un contratiempo: Miguel Borja sufrió una lesión en el isquiotibial derecho durante los primeros entrenamientos y se perdió el duelo de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores ante Talleres. Desde entonces, las lesiones se sucedieron, afectando tanto a jugadores históricos como a refuerzos pedidos por el propio DT, entre ellos Marcos Acuña, Germán Pezzella, Maxi Meza y Fabricio Bustos.
Gallardo reconoció que la exigencia física y la seguidilla de partidos pasaron factura al plantel. Entre los casos más emblemáticos se destacan las bajas de Claudio Echeverri y Agustín Sant'Anna, el último operado de los meniscos, y las múltiples dolencias de Marcos Acuña, quien acumuló tres lesiones musculares en el mismo isquiotibial.
A pesar de estos contratiempos, el entrenador mantiene el optimismo de cara a 2025. Tras el triunfo ante Estudiantes, el Muñeco destacó la importancia de comenzar una pretemporada que permita trabajar con mayor intensidad y recuperar el espíritu competitivo de su equipo. “Vamos a arrancar un año con ilusiones renovadas y otra energía. A partir de ahí me voy a sentir pleno”, afirmó.
La mirada ahora está puesta en recuperar jugadores y fortalecer el plantel para afrontar los desafíos del próximo año, con la esperanza de dejar atrás este ciclo marcado por la inestabilidad física de sus futbolistas.