El primer gran cruce entre el Millo y Xeneize con el Muñeco Gallardo como entrenador, que marcó un punto de inflexión.
Este 27 de noviembre se cumplen 10 años de uno de los momentos más memorables de la era de Marcelo Gallardo en River Plate: la victoria por 1-0 sobre Boca Juniors en la vuelta de las semifinales de la Copa Sudamericana 2014, un partido que marcó el inicio de una época gloriosa para el equipo de Núñez.
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Tras un empate 0-0 en la ida jugada en La Bombonera, toda la definición quedó en manos del Monumental. Sin embargo, el partido comenzó con un sobresalto para River cuando, a los 14 segundos, Ariel Rojas cometió un penal sobre Marcelo Meli.
La tensión se apoderó de la noche, pero Marcelo Barovero se convirtió en héroe al atajar el disparo de Emanuel Gigliotti y mantener intactas las esperanzas del Millonario. Su recordado gesto de negación con el dedo quedó grabado en la memoria de los hinchas como un símbolo de aquella gesta.
El alivio que brindó “Trapito” se transformó en euforia a los 16 minutos, cuando Leonardo Pisculichi rompió el cero con un gol inolvidable. Su potente definición al palo derecho de Agustín Orión desató la locura en las tribunas y sentenció la clasificación de River a la final, donde más tarde se consagraría campeón al vencer a Atlético Nacional, logrando su primer título internacional en 18 años.
Aquel triunfo ante Boca no solo significó el pase a la final, sino que marcó un antes y un después en la era Gallardo. Fue el comienzo de una etapa dorada para el club, en la que se cosecharon títulos históricos y se consolidó una identidad futbolística que redefinió al equipo de Núñez.
Hoy, a una década de esa noche mágica, el recuerdo de Barovero, Pisculichi y el Monumental vibrando sigue vivo en el corazón de los hinchas de River, que celebran con orgullo uno de los momentos más icónicos de su historia reciente.