Janet McAnnally decidió vivir sus últimos momentos con intensidad, logrando una despedida memorable con un vuelo que siempre llevará en su recuerdo.
En un conmovedor momento, Janet McAnnally, una mujer de 79 años diagnosticada con cáncer de pulmón en etapa 4, decidió que no dejaría que la enfermedad le robara el último pedazo de libertad. Y claro, cumplir su último sueño fue más allá de lo esperado: voló una vez más. “He tenido una vida maravillosa. Decidí dejar los tratamientos, y eso, irónicamente, me dio una vida mucho más fácil. Me permitió disfrutar de las cosas que realmente importan, no solo estar sentada en una silla esperando”, explicó en una entrevista con CBS News.
El diagnóstico de cáncer terminal cambió radicalmente la vida de Janet, quien decidió enfrentar la enfermedad de una forma distinta: abandonó los tratamientos médicos para priorizar la calidad de sus últimos días. “Sé que esto va a terminar. Lo he aceptado. No estoy luchando contra ello. Es simplemente algo que sucedió y tengo que afrontarlo”, dijo. A través de cuidados paliativos ofrecidos por el Hospice of Amador y Calaveras, McAnnally recibió manejo del dolor y apoyo emocional en la tranquilidad de su hogar, rodeada de sus seres queridos.
Una vida dedicada a volar
Desde pequeña, Janet sintió una fascinación por los cielos, una pasión que definió su vida y carrera. “Abrí la portada de mi libro de geografía de cuarto grado y había una foto en blanco y negro de la Esfinge y las pirámides. Pensé: quiero ver el mundo, y eso se convirtió en mi obsesión”, compartió.
Ese sueño se hizo realidad cuando trabajó como azafata para Trans World Airlines, con base en Chicago, entre 1964 y 1971. Durante esos años, Janet exploró el mundo y acumuló recuerdos que la acompañarían hasta sus últimos días.
El último deseo de Janet McAnnally se cumplió gracias al Last Wish Program del Hospice of Amador y Calaveras, que coordina experiencias significativas para pacientes terminales. En colaboración con el piloto Rob Davids, la mujer despegó una vez más, surcando los cielos sobre las regiones de Gold Country y High Sierra.
Durante el vuelo, Janet experimentó algo único: tomó los controles del avión por primera vez. “Creo que estaba más emocionada al aterrizar, me di cuenta de lo que habíamos hecho”, declaró al canal KOVR-TV.
El piloto, quien también se mostró conmovido, destacó el privilegio de formar parte de este momento. “Me sentí afortunado de ser parte de esto y de darle esa oportunidad. Aprecio cada vuelo como si fuera el último”, expresó Davids.
El viaje, que duró una hora, dejó una profunda impresión en Janet. Describió la belleza del paisaje tras una lluvia reciente y la aparición de la luna, un momento que la emocionó profundamente. “Había llovido antes y el terreno se veía hermoso. De repente, la luna comenzó a salir y eso me afectó, creo que me emocioné un poco”, relató Janet.
Al final del vuelo, Rob Davids sorprendió a Janet con un libro de registro de vuelo, donde quedó documentada su primera experiencia como piloto, un gesto que ella valoró enormemente.
La misión del programa Last Wish
El Last Wish Program busca ofrecer a los pacientes terminales momentos de felicidad y conexión con sus sueños. Este año, además del deseo de Janet, ayudaron a otro paciente a cumplir su anhelo de acariciar un caballo por última vez. Melissa Justice, directora de relaciones comunitarias del hospicio, señaló: “Momentos como estos nos recuerdan el profundo impacto que podemos tener en la vida de nuestros pacientes. Estamos comprometidos a garantizar que cada individuo pueda crear recuerdos duraderos durante su tiempo con nosotros”.
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La historia de Janet McAnnally es un testimonio del poder de los sueños y la importancia de crear instantes de alegría, incluso en los momentos más difíciles.