Las estructuras óseas son fundamentales para el bienestar general. La falta de cuidados diarios, como el ejercicio regular, aumenta el riesgo de osteoporosis y otras complicaciones de salud.
Los huesos suelen ser los grandes olvidados en los cuidados de la salud diaria. El esqueleto es una estructura dinámica y fundamental que sostiene, protege y permite el movimiento del cuerpo. Cuidar de los huesos es fundamental para evitar enfermedades como la osteoporosis y para asegurar una calidad de vida óptima a largo plazo.
Como mencionó el Dr. David Shau, cirujano ortopédico y profesor en la Universidad Cristiana de Texas, para Time, la importancia de los huesos en la salud general es profunda: un accidente o una fractura no solo afecta la movilidad, sino que tiene implicaciones para el bienestar cardiovascular, el metabolismo y más.
La importancia de la salud ósea para el bienestar integral
Los huesos no son estructuras estáticas; están en un proceso continuo de renovación y reconstrucción, conocido como “remodelación ósea”. Durante la juventud, se alcanza el pico de densidad ósea en la veintena, que a partir de ese punto comienza a disminuir de forma gradual. Sin una atención adecuada, esta disminución puede llevar a la osteopenia y eventualmente a la osteoporosis, aumentando el riesgo de fracturas.
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Según Shau, la salud de los huesos repercute en múltiples aspectos, desde la capacidad de realizar actividades diarias hasta la prevención de problemas metabólicos y cardiovasculares. Priorizar la salud ósea es invertir en una estructura corporal fuerte y resiliente que respalde todas las actividades cotidianas.
8 consejos para mantener la salud de tus huesos
1. Ejercicio de carga para fortalecer los huesos
Ejercitarse con actividades de carga, como caminar, subir escaleras o hacer deportes de impacto moderado, es esencial para estimular la formación de hueso nuevo. Estos ejercicios aplican fuerza a los huesos, especialmente a las zonas sometidas a mayor esfuerzo, como explicó a Time el Dr. Jack Steele de la Universidad de Maryland.
Este tipo de ejercicio ayuda a mantener la densidad ósea y previene la resorción ósea en áreas que no reciben suficiente estímulo. Los expertos aconsejan incluir ejercicios de impacto moderado de manera regular para maximizar sus beneficios en el fortalecimiento de los huesos.
2. Ejercicio diario y consistencia en el movimiento
La constancia en el ejercicio diario es clave. Aunque las actividades intensas de fin de semana como el tenis pueden ser beneficiosas, los especialistas advierten que lo más importante es mantener el cuerpo en movimiento todos los días. Caminar al menos 30 minutos diarios o practicar actividades de baja a moderada intensidad es ideal para mantener los huesos fuertes y activos, minimizando el riesgo de pérdida de densidad ósea.
3. Prevención de la pérdida ósea durante la menopausia
Durante la menopausia, la disminución de estrógeno aumenta el riesgo de pérdida ósea. Pamela Mehta, cirujana ortopédica, señaló a Time que el entrenamiento de fuerza es particularmente beneficioso para las mujeres en esta etapa. Incorporar pesas en la rutina, mediante ejercicios como sentadillas, flexiones y press de pecho, ayuda a combatir tanto la pérdida de masa ósea como de masa muscular. Es un método preventivo clave para reducir el riesgo de fracturas en etapas avanzadas de la vida.
4. Calcio y vitamina D como nutrientes esenciales
El calcio y la vitamina D son fundamentales para la salud ósea. El calcio es necesario para la formación de los huesos, mientras que la vitamina D ayuda a que el cuerpo lo absorba. Los adultos requieren entre 1.000 y 1.200 mg de calcio diario y de 15 a 20 mcg de vitamina D.
Los alimentos ricos en calcio incluyen los productos lácteos, las almendras y las verduras de hoja oscura, mientras que el pescado y los huevos aportan vitamina D. Según el Dr. Shau, mantener niveles adecuados de ambos nutrientes es esencial para prevenir la debilidad ósea.
5. Uso de suplementos cuando sea necesario
Para quienes no alcanzan los niveles requeridos de calcio o vitamina D en su dieta diaria, los suplementos pueden ser una alternativa. Llevar un diario de alimentación puede ayudar a evaluar si es necesario recurrir a estos suplementos, según indicó a Time Christine Jablonski, responsable de un programa de salud ósea. Si se detectan deficiencias, se recomienda consultar a un médico antes de iniciar cualquier suplemento, ya que la ingesta excesiva también puede tener efectos negativos.
6. Exposición controlada al sol para obtener vitamina D
La exposición al sol es otra fuente importante de vitamina D. Al pasar tiempo al aire libre, especialmente en las horas de menor radiación, el cuerpo produce esta vitamina esencial. Sin embargo, los expertos sugieren limitar la exposición directa a 30 minutos y protegerse con protector solar para evitar los efectos adversos de los rayos UV. Como beneficio adicional, caminar al aire libre no solo aporta vitamina D, sino que también fortalece los huesos al ser una actividad de carga.
7. Evitar medicamentos que afectan la densidad ósea
Algunos medicamentos, como los inhibidores de la bomba de protones y ciertos anticonvulsivos, pueden afectar la salud ósea. Para aquellos que deben consumir estos fármacos, la Dra. Jablonski aconseja preguntar al médico si es posible reducir su uso o buscar alternativas. Cada medicamento tiene un impacto diferente en los huesos, y reducir su consumo o cambiar a otros tratamientos podría ser beneficioso para la densidad ósea a largo plazo.
8. Controlar el consumo de cafeína, alcohol y tabaco
La cafeína, el alcohol y el tabaco pueden afectar la regeneración ósea. La cafeína y el alcohol interfieren en el proceso de reconstrucción de huesos y, en cantidades elevadas, pueden contribuir a la pérdida ósea. El tabaquismo, además, disminuye la absorción de calcio y dificulta la recuperación ósea tras una fractura. Según el Dr. Steele, limitar estos hábitos y, en especial, abandonar el tabaco, es fundamental para preservar la salud ósea y reducir complicaciones.