El segundo tiempo del duelo correspondiente a los cuartos de final de la Copa Argentina no inició debido a los incidentes entre ambas parcialidades.
El encuentro entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata por los cuartos de final de la Copa Argentina, disputado en el estadio Coloso Marcelo Bielsa, estuvo marcado por un grave episodio de violencia entre las hinchadas, lo que derivó en una fuerte represión policial con balas de goma y gases lacrimógenos. La intervención de Juan Román Riquelme, vicepresidente de Boca, fue crucial para poner fin al conflicto.
El tenso cruce entre las barras comenzó antes del inicio de la segunda mitad. Insultos y provocaciones entre los hinchas de ambos equipos derivaron en el lanzamiento de proyectiles de un sector a otro, mientras los jugadores intentaban calmar la situación desde el campo de juego. Sin embargo, el enfrentamiento se intensificó con la llegada de la barra brava de Boca, que logró atravesar de la popular a la platea, donde se originó el conflicto.
Para evitar que los hinchas de Boca alcanzaran a la parcialidad de Gimnasia, la policía formó un cordón de seguridad y reprimió a la hinchada Xeneize utilizando gases lacrimógenos y balas de goma. Esta intervención policial dejó secuelas graves, principalmente en la tribuna de Gimnasia, donde los gases, impulsados por el viento, afectaron más a los hinchas platenses que a la barra de Boca.
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Lo que finalmente trajo la calma al Coloso fue la aparición de Juan Román Riquelme, acompañado por otros miembros del Consejo de Fútbol de Boca, como Raúl Cascini, Marcelo Delgado y Mauricio "Chicho" Serna. Gracias a su intervención, lograron persuadir a los hinchas de detener los disturbios y permitir la reanudación del partido.