En un contexto económico adverso, los hábitos de consumo de los ciudadanos cambiaron drásticamente. El recorte en actividades recreativas y el cambio hacia marcas más económicas son solo algunas de las estrategias adoptadas para sobrevivir.
En el centro de la ciudad Capital, el eco de las conversaciones refleja la dura realidad que enfrentan muchas familias. La crisis nacional llevó a la mayoría de los ciudadanos a modificar sus hábitos de consumo, priorizando la sobrevivencia sobre los gustos personales. Durante un recorrido por las calles de la Capital, los testimonios son unánimes: salir, viajar o incluso hacer reparaciones en el hogar se han vuelto lujos inalcanzables.
“En casa se eliminaron algunos gustos y ahora optamos por segundas marcas”, expresó una vecina a un equipo de Noticiero 7. Pero la situación se complica aún más en hogares donde un solo trabajo no es suficiente y los ingresos no son fijos: “Nos rebuscamos como podemos, algunos venden ropa o calzado para obtener un dinero extra”, explicaron.
Los almuerzos familiares en restaurantes pasaron a ser un recuerdo: “Salimos a comer o a almorzar, no se puede. Nos restringimos a lo imprescindible y necesario”, sostuvo un jubilado.
Mientras muchos miran hacia el futuro con incertidumbre, otros coinciden en que estos sacrificios son temporales y que, a pesar de las dificultades, el deseo de salir adelante son más fuertes que la crisis.