Santiago del Estero, Domingo 22
Septiembre de 2024
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País

Con aval del Gobierno: un grupo de senadores armará un bloque aliado a la Casa Rosada

El rol de Ignacio Torres, un gobernador que pasó de hipercrítico a socio político del gobierno. Las negociaciones y la cena con Santiago Caputo. El plan para mudar la capital.

Hoy 09:33

En las próximas horas, media docena de diputados le entregarán a Victoria Villarruel una nota formal con la oficialización de un nuevo interbloque en el Senado que intentará llevar una agenda federal pero que el Gobierno podrá exhibir como un logro en materia política: se presentará, según confiaron, como un espacio aliado que le ofrecerá una suerte de acuerdo de gobernabilidad a la Casa Rosada.  

El interbloque se oficializará bajo el nombre de Provincias Unidas, e incluirá a los peronistas Carlos Espínola, Edgardo Kueider y Alejandra María Vigo, que integran la bancada de Unidad Federal; a la neuquina Lucila Crexell, de Comunidad Neuquén, y al salteño Juan Carlos Romero y la chubutense Edith Terenzi,  dos de los tres legisladores del bloque Cambio Federal. “Se presenta  este lunes, a más tardar el martes”, aseguraron las fuentes. El  correntino Espínola, muy cercano al gobierno, será el presidente.

Fuentes del Parlamento aseguraron que, una vez presentado, podrían sumarse además otros senadores como los dos misioneros del Frente Renovador de la Concordia Social, la rionegrina Mónica Silva, que responde al gobernador Alberto Weretilneck, y los dos santacruceños del bloque que se referencia en el gobernador Claudio Vidal. Con ellos también hubo charlas en estas semanas.  

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La  conformación del nuevo espacio legislativo terminó de madurar con una  reunión que, según trascendió, tuvo lugar a última hora del jueves en  las oficinas porteñas del gobernador Ignacio “Nacho” Torres, uno  de los principales impulsores del bloque que trabajó en estos meses en  su conformación junto a los senadores -en especial, Romero-, y que le  ofrendó la movida al Ejecutivo tras las tratativas por la Ley Bases, en  medio de las conversaciones por el Presupuesto 2025 y después de que Javier Milei tuviera que involucrarse públicamente en las negociaciones políticas  por la seguidilla de derrotas legislativas de hace varias semanas con la  ley jubilatoria y el DNU de la SIDE, una demostración de poder de la  oposición y un grupo de bloques aliados que hizo tambalear al Gobierno.

Por  esa sucesión de traspiés, el Presidente reordenó internamente su  sistema de toma de decisiones, conformó una nueva mesa chica en  simultáneo a su “triángulo de hierro” y tuvo que abrir por  primera vez la quinta de Olivos para ofrecerles vino y carnes asadas a  más de sesenta legisladores que lo acompañaron en el veto a la ley  jubilatoria, como un gesto urgente para abroquelar a sus aliados en el  Parlamento.  

La  semana anterior, varios de los senadores del flamante interbloque en la  Cámara alta fueron invitados a la Casa Rosada por el Presidente, que  les dio detalles del presupuesto que envió al Congreso. En los hechos,  la mayoría de esos legisladores acompañaron al Ejecutivo en estos meses,  pero la conformación de este nuevo interbloque los blindará en un comportamiento más orgánico.

La oficialización de este espacio presenta, además, otra novedad: decisión de una mayoría de gobernadores de negociar -y acercarse- directamente con el Gobierno más allá de sus pertenencias  partidarias y los reclamos acumulados por el ajuste y la asfixia  financiera a la que Milei sometió a las provincias, en medio de una  reconfiguración del mapa del poder en la Argentina.

Es  el caso de Torres, un gobernador pragmático y audaz, con muchísimos  intereses cruzados y escasos prejuicios ideológicos, partidarios y  financieros, que respeta el liderazgo de Mauricio Macri pero que tiene una agenda propia por fuera de la del ex presidente.


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La  reconversión del chubutense fue asombrosa porque su relación con el  Ejecutivo empezó con el pie izquierdo. En febrero, fue el primero de los  gobernadores del PRO -hasta ahora, el único- que golpeó la mesa y se  trenzó en una durísima disputa pública con Milei tras la decisión del  presidente de cortar el envío de fondos de la coparticipación: Torres  advirtió que paralizaría el suministro de gas y petróleo al resto del  país, con aval de sus colegas patagónicos. “Nachito”, lo chicaneó el jefe de Estado,  y la puja escaló incluso hasta la Justicia. Furioso, Milei exhibió  entonces su faceta más desagradable cuando reposteó en sus redes una  imagen del gobernador caracterizado como una persona con síndrome de  down, como si eso fuera una ofensa.

Torres fue un paso más: dijo que lo amenazaron con “sacar los tanques en las redes” y acusó de “nefasto” a Santiago Caputo,  con nombre y apellido. Lo expuso públicamente, mucho antes de que  Macri, que se ofreció en ese momento de mediador con Milei, señalara  insistentemente al asesor estrella de la Casa Rosada.

Siete meses después, la relación entre Torres y el Ejecutivo es diametralmente opuesta. De hecho, el nuevo interbloque apadrinado por el gobernador se trabajó  durante meses de manera directa con Caputo, al que conocía de varios  años antes: colaboró con él y tuvo una participación como consultor en la campaña del 2021 que llevó al chubutense al Senado.

Es más: hace algunos meses, los senadores y el gobernador cenaron con el asesor presidencial para  empezar a darle forma al nuevo interbloque en el departamento porteño  del salteño Romero. Por esos días, Caputo comenzó a promocionar, sin  éxito finalmente -quedó en manos de Martín Lousteau-, al entrerriano  Kueider para que presida la comisión bicameral de inteligencia.

En esa comida, según pudo reconstruir este medio, se habló de un viejo proyecto que, de no mediar imprevistos, entrará al Senador próximamente,  y que fue consensuado entre Torres y Caputo, que encontró en ese diseño  una buena oportunidad para apuntalar la construcción de un relato épico y refundacional, una herramienta esencial para el plan libertario que en las últimas semanas empezó a exhibir algunas señales de agotamiento.


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Se trata de la mudanza de la capital a Viedma,  en Río Negro, como aquella propuesta que Raúl Alfonsín lanzó en abril  de 1986 conocida como Proyecto Patagonia y que al final quedó trunca por  la severa crisis económica de esos años.

El  proyecto se había consensuado con el Gobierno para ser lanzado meses  atrás. Incluso se negoció que el gobernador de Chubut lo propondría  mediáticamente en un programa de televisión, y el Ejecutivo se subiría  enseguida a la propuesta. Es, para los impulsores, una oportunidad para  descentralizar el Área Metropolitana y federalizar el país. Es un  proyecto del que también se jacta el consultor, operador y lobbista Gastón Douek, de muy buen vínculo con Torres. Habrá que ver la reacción pública de Milei cuando se materialice.

Para  el Gobierno, sin embargo, son una serie de señales positivas en un  contexto político que en los últimos meses obligó al presidente a  ponerse al frente de las negociaciones, al menos en cuanto a su puesta  en escena. De cara a las conversaciones vinculadas al presupuesto que  presentó el propio jefe de Estado el domingo pasado en el Congreso, con  bajo encendido televisivo.

En  ese discurso, Milei anunció que los gobernadores debían emprender un  ajuste presupuestario en torno a los 60.000 millones de dólares.  Furiosos, los jefes provinciales hicieron saber el disgusto frente a  semejante número. Veinticuatro horas después, Luis Caputo y Guillermo Francos aclararon que en realidad no eran 60.000, si no 20.000 millones de dólares, es decir, 40.000 millones menos.

Desde  entonces, los gobernadores empezaron a pedir por deudas por obras,  cajas jubilatorias y compensaciones por el pacto fiscal de Macri del  2017. El miércoles, Jorge Macri consiguió en la Corte Suprema que  el gobierno le reconociera al menos el 1,40% por goteo diario del pago  del 2,95% de coparticipación.

El  jefe de Gobierno porteño aún no lo dice públicamente, y su  administración aún no le dio ningún argumento sólido para justificarlo,  pero trabaja para convertirse en uno de los presidenciables del PRO para  el 2027. Lo dice desembozadamente en conversaciones privadas. Es el  mismo objetivo que tienen Torres y Rogelio Frigerio. Este último lanzó en la semana, junto a sus colegas de Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Formosa la Liga del Litoral, para negociar en bloque el presupuesto y reclamar por fondos para esas provincias.

De  enemigo al inicio de la gestión, a aliado clave en estos días, el  gobernador de Chubut visitó a mediados de semana al ministro de  Economía, con el que también analizó detalles del presupuesto 2025 para  su provincia. Llamó la atención un posteo publicado por Juan Doe, el usuario que utiliza en sus redes Juan Pablo Carreira,  un empleado de Santiago Caputo a cargo de la estrategia digital del  Ejecutivo, después de ese encuentro en el Palacio de Hacienda. “No sé si  Nacho Torres sabe, pero si además de todo esto logra reactivar la  minería en Chubut no solo va a lograr tener una de las provincias más  ricas del país, si no que tranquilamente puede terminar siendo  presidente”, posteó el funcionario.

El  Gobierno sigue atentamente la discusión por el presupuesto, pero  también hay otras negociaciones en curso que son monitoreadas por la  Casa Rosada, en este caso por el consultor estrella de Milei y Sebastián Amerio, su delegado en el Ministerio de Justicia. Se trata de las tratativas en torno a la suerte de los pliegos de Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla que todavía esperan por un dictamen favorable en la comisión de acuerdos del Senado.

Según confiaron fuentes legislativas, el nuevo interbloque a punto de ser oficializado tendría, en conjunto, una posición favorable a esas postulaciones.  En particular, a la de Lijo. Inquieto, Macri, que tiene una visión muy  firme respecto de esa nominación, le preguntó puntualmente por ese caso  al gobernador Torres, así como hizo un repaso por el resto de los  mandatarios y dirigentes del PRO. El chubutense le transmitió lo mismo  que a la Casa Rosada: que él y los legisladores que le responden están  para apoyar ese pliego.