Las convenciones y códigos del lenguaje audiovisual. Las nuevas tecnologías el impacto en nuestros consumos culturales. La construcción de los acuerdos tácitos con el espectador y su constante renovación.
Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
El cine quizás sea el arte por el cual llegamos a creer aquellas cosas que parecen increíbles. Como espectadores aceptamos el acuerdo con la película de creer todo lo que ocurra desde que las luces de la sala se apagan hasta que se encienden nuevamente. El séptimo arte es el bufón del entretenimiento que tiene como rey a miles de millones de personas. Hace creíble aquellas cosas que en nuestra cotidianeidad no daríamos crédito.
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El pacto con el espectador es lo más importante en el cine. Saber que como cineasta le voy a contar un cuento audiovisual a alguien, que a su vez, entendiendo y aceptando esos códigos, va a dejarse llevar en la narrativa. Este acuerdo tácito, este secreto a voces, es lo que permite al cine ser aquello que es. Sin este código en común con el espectador no existiría el séptimo arte.
Del lado de quienes hacemos películas debemos saber que este pacto con el espectador tiene límites. Uno es el respeto mutuo. Las películas que fracasan son las que subestiman la inteligencia del espectador. Aquellas que no lo toman en serio a su público y creen que con un par de golpes de efecto lo van a impresionar. La audiencia también es agradecida de aquellas propuestas en pantalla que salen de los estereotipos y le permiten ejercitar el raciocinio, y no le entregan todo digerido.
En los inicios del cinematógrafo este acuerdo con el público no existía, se fue construyendo con el correr de las décadas. Con la evolución de las películas fue progresando el lenguaje audiovisual. Los espectadores fueron creciendo en su gusto estético y atreviéndose a recibir piezas más complejas. Se fue puliendo la experiencia de visionado de filmes. La primer película con la que el cine empezó como tal fue "La llegada de un tren a la Estación de la Ciudad" de los Hermanos Lumiere en 1895. Esa noche en la sala se proyectó una filmación de una locomotora que venía a cámara. La gente salió corriendo despavorida porque no existía un acuerdo. Tomaron a la película como realidad. Luego de ello, empezaron a comprender desde cero de que venía la cosa y los acuerdos empezaron a darse entre los realizadores y su público. En la actualidad existen muchos más incisos en este pacto ya que cine evolucionó mas de cien años y se inventaron innumerables códigos nuevos.
Con el continuo advenimiento de dispositivos a lo largo del tiempo, la experiencia audiovisual se fue haciendo más rica. El lenguaje compuesto de imágenes y sonidos se va nutriendo de todas las invenciones y las va incluyendo a sus recursos. Desde la televisión hasta los dispositivos móviles actuales, todo ello, fue alimentando al lenguaje audiovisual y con ello a la experiencia de las realizaciones que van surgiendo. El cine va tomando aquellas convenciones que se construyen en el día a día con los espectadores y las hace funcionales a sus fines. El público de esta manera va observando película a película, moda a moda, como se van ampliando los espectros de lo que se denomina experiencia audiovisual.
En la actualidad son tan vertiginosos los cambios de tecnologías que hacen que al observar una película de hace diez años nos parezcan viejas las maneras de esa narración. Desde la primera infancia los niños están en contacto con pantallas táctiles y demás dispositivos tecnológicos que hacen cada vez más complejo el proceso atencional de una pieza audiovisual. Estos niños que nacieron en la era de las imágenes digitales en movimiento son los que volverán a torcer el rumbo de la nueva experiencia cinematográfica.
El cine y demás medios audiovisuales están mutando de manera rápida. Año a año de manera más veloz. La experiencia audiovisual y los códigos en común con los espectadores seguramente irán actualizándose de manera más ágil. Y estoy seguro que el cine sufrirá una mutación producto de todo esto. Será mejor o peor no lo sé. De lo que estoy seguro es que no será igual. Se convertirá en una experiencia audiovisual diferente a la que estuvimos y estamos acostumbrados.