Las flores amarillas, con su energía positiva, son un recordatorio de que cada cambio de estación trae consigo nuevas oportunidades y momentos de felicidad.
Cada 21 de septiembre, un color vibrante comienza a florecer en las calles: el amarillo. Este gesto, que cada vez atrae a más personas, se ha convertido en una tradición popular al coincidir con el inicio de la primavera en el hemisferio sur. Regalar flores amarillas en esta fecha va más allá de lo estético; está cargado de simbolismo y de buenos deseos.
Las flores amarillas son un símbolo universal de luz, felicidad y optimismo. En diversas culturas, este color representa la calidez del sol y el renacer de la vida. Mientras en el hemisferio norte se da la bienvenida al otoño, en el sur se celebra el florecimiento primaveral, transformando el 21 de septiembre en un día de renovación y transición.
Una de las influencias modernas más notables que ha impulsado esta tradición es la popular telenovela argentina “Floricienta”. El deseo de la protagonista por recibir flores amarillas como símbolo de amor verdadero resonó profundamente entre los espectadores, quienes han adoptado y expandido esta costumbre a lo largo de los años.
Gustavo, un vendedor santiagueño, comentó a Noticiero 7 sobre la creciente demanda de estas flores en su local. “Los precios varían entre 2500 y 5000 pesos, dependiendo del tipo de arreglo que el cliente elija”, explica. Su negocio ha visto un aumento significativo en las ventas cada 21 de septiembre, ya que muchas personas optan por regalar ramos, arreglos florales o incluso una simple flor amarilla, todos cargados de buenos deseos para dar la bienvenida a la nueva estación.
La forma de celebrar esta tradición puede variar, pero el mensaje es el mismo: esperanza y alegría. Las flores amarillas, con su energía positiva, son un recordatorio de que cada cambio de estación trae consigo nuevas oportunidades y momentos de felicidad. En este 21 de septiembre, al regalar o recibir flores amarillas, todos se suman a una celebración que trasciende generaciones y culturas, simbolizando un ciclo lleno de luz y vitalidad.