Estos espacios públicos, distribuidos en diferentes puntos de la ciudad, se han convertido en el lugar preferido para la compra y venta de ropa usada, además de otros productos.
En la ciudad, las ferias barriales han tomado un protagonismo inesperado, convirtiéndose en un fenómeno que atrae a cientos de personas cada semana. Estos espacios públicos, distribuidos en diferentes puntos de la ciudad, se han convertido en el lugar preferido para la compra y venta de ropa usada, además de otros productos.
Lo que comenzó como una iniciativa para mejorar la economía familiar, ahora se ha transformado en un motor de la economía circular en la región.
Las ferias no solo ofrecen precios accesibles, sino que también promueven la reutilización de productos, reduciendo el impacto ambiental y fomentando un consumo más responsable.
"La gente se volcó a las ferias porque encuentra cosas de calidad a un precio más bajo y, al mismo tiempo, contribuye a una economía más sustentable", comentó uno de los organizadores.
Las ferias barriales, que solían ser eventos esporádicos, ahora se han convertido en citas habituales, donde se puede encontrar desde ropa hasta diversos productos.