Las escenas que se deben evitar a la hora de filmar una película. Escenas con un niño, un caballo, en exteriores y desde el agua. Anécdotas de rodaje de “La mirada de Huguito”.
Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
Cuando nos disponemos a generar ideas los guionistas para cine y televisión tenemos varias limitantes que dan coto a la creatividad. Esto se da por razones de producción, es decir, porque incluir estas cuestiones complica la filmación de la futura película y elevan los costos de la misma. Dentro de ellas se encuentran: no filmar en el agua (por los costos y los riesgos), no filmar con animales (por la imprevisibilidad del accionar de los mismos en escena), evitar filmar con niños (ya que se debe hacer un trabajo interdisciplinario que lleve a los chicos a jugar - filmando incorporando un equipo de psicólogos y psicopedagogos), evitar filmar en exteriores (esto es por cuestiones climáticas y porque se deben conseguir permisos para corte de calles entre otras cuestiones).
A fines del año 2003 escribí un guión que a posteriori iba a ser la primera película de ficción que filmaría en Santiago del Estero. Esta historia era protagonizada por un niño de 6 años, tenía en pantalla un 70% de la película un carro tirado por un caballo, el 90% de la historia transcurre en las calles de la ciudad Capital de Santiago del Estero, Argentina y para terminar de complicarme la existencia tenía un par de escenas filmadas desde el agua hacia la orilla del Rio Dulce. En fin, todo lo que los libros decían evitar hacer, yo los tenía incluidos en el libreto. Un niño, un animal, casi 50 locaciones en exteriores y dos escenas filmadas desde el agua. En producción sería algo así como "une petite odyssée" diría el gran Jean-Jacques Annaud, el gran director francés; "una piccola odissea" me diría el gran maestro Federico Fellini y mi adorado Favio me diría "pibe no filmes esto, te vas a encarajinar la vida". Un combo cuasi imposible para cualquier productor/director en sus cabales.
A comienzos del 2004 se diseñó el plan de rodaje, y seguí desarrollando la idea que ya comenzaba a tomar forma. Logramos cubrir el rol del niño, la encargada de producción consiguió el caballo y el carro, obtuvimos los permisos de rigor para el corte de calles y vallado de las mismas. También inspectores de tránsito para reorganizar la circulación vehicular los días de filmación en exteriores. Se habló para la custodia policial de todo el equipo técnico y artístico. Además conseguí un camarógrafo que aceptó y se animó a filmar con la cámara en su cabeza y el agua del Rio Dulce llegando a su cuello (así tal cual lo escribo).
Los días de rodaje fueron 12 jornadas de "un pequeño y hermoso calvario" donde florecían los problemas y vicisitudes. ...Que el caballo estaba empacado,...que el dueño del local no quería salir del frente de SU comercio, o sea quería aparecer de "prepo" en la película,... que el niño se engripa al tercer día de filmación y debemos llevarlo a un médico,... que buscar unas zapatillas para "el camarógrafo acuático" para que no resbale en la arena del Río Dulce mientras toma las imágenes desde el agua. Todo "muy normal y tranquilo". Los productores estaban al punto del colapso total y yo empecé a comprender de manera vívida las lecciones que pregonaban no efectuar ni incluir este tipo de escenas.
"La mirada de Huguito" se estrenó en las salas de cine en 2005 y fue todo un éxito. Supimos sortear las mil y una dificultades, el público hasta el día de la fecha me sigue hablando de ese filme. Yo escribiendo estas líneas en mi estudio miro hacia arriba de la computadora y observo el afiche de la película y no puedo evitar una sonrisa por la sana rebeldía y la falta de juicio que tuve por aquellos años al encarar un proyecto de tales magnitudes.