La sabiduría, la experiencia, la mirada tranquila y esperanzadora de quienes han pasado por muchas situaciones y salieron adelante deben ser una luz en el camino para quienes venimos detrás. Son ejemplo de tenacidad y perseverancia.
En muchas familias, los hijos necesitan que los abuelos ayuden en el cuidado de los nietos. Será necesario organizar ese tiempo para que los abuelos no sean los educadores sino que puedan cumplir su función de “abuelar” y malcriar. Ya educaron a sus hijos, ahora quieren disfrutar a sus nietos desde el juego, los paseos, las comidas especiales.
Los abuelos como “revolucionadores” de la ternura
En algunos casos de separación o divorcio, los hijos vuelven a la casa paterna y delegan en los abuelos el cuidado y educación de los hijos. Si bien es cierto que los abuelos, especialmente si están bien de salud y pueden, deben ayudar y acompañar a sus hijos en los momentos difíciles, es necesario ser prudentes en cuanto se delega en ellos, para que los padres no pierdan su autoridad frente a los niños y adolescentes y los abuelos puedan disfrutarlos y no convertirse en sus cuidadores.
El Papa Francisco, en su mensaje para la II Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores en julio de 2022, los llama a ser “revolucionarios de la ternura”, en un mundo que vive apurado y no tiene tiempo para el amor tranquilo. Los abuelos y abuelas son la compañía siempre dispuesta en este mundo donde la soledad prima sobre los vínculos profundos.
Aprovechemos esta jornada para pensar en los que ya no están y apreciar lo que nos dejaron; para visitar a los que están y por los achaques o alguna enfermedad no pueden moverse por sí mismos; para agradecer a los que están y todavía tienen energía y ganas para estar presentes en la familia, ayudando a los hijos en el cuidado de los nietos.
(*) Luciana Mazzei es licenciada en Orientación Familiar y profesora encargada de cohorte en el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral.