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Junio de 2024
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Opinión y Actualidad

Los medios, el enemigo común de Pedro Sánchez y Vladimir Putin

El jefe de Gobierno español se describió como una víctima de los "pseudo medios de comunicación", y el ruso prohibió en su país a algunos de los diarios europeos más importantes.

26/06/2024

Por Gonzalo Abascal
Para Clarín

Para empezar, dos datos a los que no se podría calificar como de “furiosa actualidad”. El primero, del año 1621, momento en que el gobierno holandés prohibió a los periódicos hablar de política o criticar a las autoridades.

El segundo de 1622, cuando en Inglaterra el monarca suprimió el primer periódico de ese país, el Weekly News.

La producción, circulación y consumo de información escrita no había empezado mucho antes: en 1605 se había publicado en Estrasburgo, Francia, el primer semanario impreso regularmente.

El repaso lo ofrece el libro “Extra Extra. How Newspapers Shaped American Life” (Cómo los diarios definieron la vida de los norteamericanos), y confirma que la vocación de los gobiernos de controlar a los medios no son una novedad.

Pasaron cuatro siglos y las cosas parecen no haber cambiado demasiado.

Esta semana Pedro Sánchez propuso en España un “plan de regeneración democrática” cuyo eje central es el control de los contenidos informativos que allí circulan. El jefe de Gobierno lo justificó así: “He sido una víctima más, no la única, de una estrategia fríamente planificada, y de una maquinaria del fango muy engrasada, donde se pueden incorporar muchos pseudo medios de comunicación, que yo me niego a llamar medio de comunicación, porque son digitales, son páginas webs que lo único que hacen es propagar ese fango, esos bulos, esa desinformación…”.

El aire de familia, al menos en las intenciones, con el discurso generado durante el gobierno de Cristina Kirchner resulta innegable. La apelación a “la defensa de la democracia” y la victimización personal son un cliché reconocible. No es casual, tampoco, que la iniciativa aparezca con su administración cuestionada y luego de que el Partido Socialista Español perdiera las elecciones para el Parlamento Europeo. Y, por supuesto, “la maquinaria del fango” siempre es de la oposición. Nunca propia.

Vale preguntarse, ¿es cierto que en la web y en las redes sociales circulan noticias falsas? Claro que sí. También lo es que esa información tiene muchas veces una intencionalidad política.

Pero cualquier gesto de intervención se acerca peligrosamente a la tentación, disfrazada de buenas intenciones, de limitar la distribución del discurso crítico.

El segundo caso lo llevó adelante Vladimir Putin, cuyo gobierno anunció este martes que bloqueará el acceso en Rusia a 81 medios de países de la Unión Europea. ¿El motivo? Una represalia por las restricciones impuestas por la UE a medios rusos, acusados de ser un “instrumento” de apoyo a la ofensiva en Ucrania.

Entre los contenidos prohibidos en Rusia aparecen los diarios españoles El Mundo y El País, la revista alemana Der Spiegel, la cadena italiana RAI y los periódicos franceses Le Monde y Libération.

¿Desde qué punto de partida pensar, entonces, una idea para sostener la libertad de prensa? La respuesta histórica la aportó el juez Brennan en el fallo del caso Sullivan vs. The New York Times en 1964. “Debemos analizar este caso partiendo de una profunda adhesión al principio de que la discusión sobre los asuntos públicos debe ser desinhibida, sin trabas, vigorosa y abierta, pudiendo incluir ataques vehementes, cáusticos y a veces desagradablemente agudos contra el gobierno y los funcionarios públicos”.

Es decir: discutir, responder e incluso enjuiciar. Pero nunca prohibir.