“Pudo haber sido una entrada”. Se trata de una construcción en forma de L conectada a otra más profunda.
Las tres pirámides de Giza son consideradas como las tumbas más impresionantes del mundo y también son el rastro más notorio de lo que alguna vez fue el Antiguo Egipto. A lo largo de cuatro milenios, cautivaron a diversas civilizaciones que intentaron descifrar tanto su construcción como los misterios que guardan en su interior. Recientemente, un equipo conjunto de investigadores japoneses y egipcios realizó un estudio geofísico en el cementerio occidental, situado al oeste de la Gran Pirámide de Keops. Durante esta exploración, identificaron una anomalía previamente desconocida: una estructura poco profunda en forma de “L”, la cual parece estar conectada a otra de mayor profundidad.
“Pudo haber sido una entrada a la estructura más profunda”, explicó Motoyuki Sato, arqueólogo de la Universidad de Tohoky y principal autor del estudio publicado en la revista Archaeological Prospection. Es importante destacar que la investigación se realizó durante el período comprendido entre 2019 y 2023, en una sección llana y aparentemente desocupada de la zona de la necrópolis de Giza, conocida por albergar mastabas, tumbas de estructura rectangular y techo plano, que son el lugar de descanso final de miembros de la familia real y altos funcionarios del Antiguo Egipto.
Los expertos notaron que no había restos significativos sobre el suelo, pero sus dudas sobre qué había debajo los llevó a aplicar un radar de penetración terrestre (GPR) y tomografía de resistividad eléctrica (ERT) para rastrear este sector desde estas dos técnicas diferentes.
Los detalles del sorprendente hallazgo
De acuerdo con su investigación, se detectó una anomalía en forma de “L” en el extremo norte, que abarca aproximadamente 10 por 15 metros y alcanza una profundidad de hasta 2 metros. Esta estructura está llena de arena homogénea, sugiriendo que posiblemente se haya rellenado un vacío con arena después de su construcción, según lo señalado en su informe. En esa misma línea, por debajo de esta, detectaron otra con una profundidad de hasta 10 metros, que se extiende sobre un área horizontal de aproximadamente 10 por 10 metros.
“No podemos determinar el material que causa la anomalía, pero puede ser una gran estructura arqueológica subterránea”, detallaron en el estudio realizado, mientras que lanzaron: “Los resultados de nuestro estudio GPR y ERT apuntan a la posibilidad de la presencia de restos arqueológicos”.
Por último, dejaron en claro que la importancia de este descubrimiento radica en la necesidad de excavar rápidamente para determinar el propósito de las estructuras que tanto le llamaron la atención a los expertos. Este paso es crucial para comprender plenamente la historia y la función de estas formaciones, lo que podría arrojar luz sobre aspectos desconocidos de la antigua civilización egipcia y su patrimonio cultural.
Es importante destacar que este reciente avistamiento se suma al hallazgo del pasado diciembre, realizado por el equipo de Eman Ghoneim, geomorfóloga de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington que documentó por primera vez un canal de 100 kilómetros que comunicaba las pirámides. Este ramal del Nilo, localizado gracias a tecnología satelital y a radares, fue fundamental a la hora de levantar las pirámides de Guiza, para permitir acercar a pie de obra los grandes pilares transportados por barcas desde él hace unos 4500 años.