En septiembre de este año se cumplirán 20 años de la toma de rehenes en una escuela durante el primer día de clases. Putin fue condenado por "fallos graves" durante el operativo.
El 1 de septiembre se cumplirán 20 años de una de las peores masacres de la Rusia moderna. Ocurrió en una escuela, donde un grupo terrorista tomó a más de 1,100 personas de rehén y luchó con la policía por 3 días. Cientos terminaron muertos, la mayoría de ellos eran niños que celebraban su primer día de clase.
Sin embargo, todavía quedan muchas preguntas sin responder y el gobierno ruso ha rechazado cualquier intento de investigación sobre los eventos ocurridos en Beslán.
1 de septiembre de 2004
En la mañana del primero de septiembre de 2004, cientos de niños y niñas se encontraban dentro de Escuela N°1 de Beslán, una ciudad en Osetia del Norte, Rusia. Los estudiantes, que variaban entre las edades de 7 y 18 años, se encontraban expectantes de comenzar su primer día de escuela, tradicionalmente celebrado como el "Día del Conocimiento" en Rusia. En este día, en las escuelas hay celebraciones en horas de clase, lecciones de conocimiento, paz, seguridad y coraje. La escuela estaba repleta de estudiantes, padres, profesores e incluso funcionarios de gobierno local. Había casi 1200 personas allí para darle inicio al calendario escolar.
Alrededor de las 9:11 am, en medio de las celebraciones, un grupo islamista de unas 35 personas armadas llegó en camiones militares e irrumpió en el colegio. Los atacantes llevaban pasamontañas negros y estaban armados con rifles, por lo cual muchos en la escuela los confundieron por un grupo de militares del gobierno que se encontraban allí para garantizar la seguridad. Pero los terroristas rápidamente empezaron a disparar hacia el aire, forzando a la gente a meterse dentro del gimnasio.
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En la confusión y caos inicial, unas 50 personas lograron escaparse y alertar a las autoridades del hecho. La policía llegó e intercambio fuego con los terroristas, matando a uno o dos de ellos. Pero al cesar el fuego, los atacantes habían tomado posesión del colegio, con más de 1,100 personas adentro que tomarían como rehenes. Lo que sucedió durante los próximos 3 días marcó un hito en la historia de Rusia.
El secuestro de Beslán, que mantuvo en vilo a Rusia durante 52 horas, concluyó con una confusa operación de rescate en la que 31 terroristas fueron aniquilados, la escuela ardió en llamas y el tejado se desplomó sobre los rehenes agolpados en el gimnasio.
Un total de 334 personas, 186 de ellas niños, murieron en aquel atentado, el mayor jamás perpetrado en Rusia desde la interminable guerra de Chechenia convirtiera a todo el país en blanco de ataques terroristas. Más de 700 terminaron heridas.
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La mayoría perdieron la vida bajo las ruinas del edificio y en el tiroteo final, en el que sobrevivientes y testigos acusan a los militares de haber empleado carros de combate, lanzagranadas y lanzallamas con efecto de bombas de vacío.
El fallo de la Corte europea
15 años después de esta masacre, muchos se quejan que nunca hubo una investigación oficial sobre lo que pasó. En el 2017, la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) condenó a Moscú a pagar a 3 millones de euros por los "fallos graves" cometidos durante la toma de rehenes.
La sentencia constataba violaciones por la inacción en materia de seguridad, a pesar de conocer la amenaza; por las deficiencias graves en la investigación; por no minimizar riesgos en el salvamento y por la fuerza letal usada por las fuerzas de seguridad, que ocasionó víctimas adicionales entre los secuestrados.
Según el fallo de la Corte europea, las autoridades rusas "disponían de suficiente información precisa sobre un proyecto de ataque terrorista en la región, ligado al inicio del curso escolar".
Aunque obligado a aceptar el fallo porque es signatario del Convenio Europeo de Derechos Humanos, el Kremlin calificó el fallo como "inaceptable".
Sin embargo, muchos dicen que Vladimir Putin, quien ya era el presidente, usó la tragedia como una excusa para consolidar su poder. Pocos meses después de la masacre, se realizó a una serie de reformas del gobierno federal que centralizaron el poder en el Kremlin y fortalecieron los poderes del Presidente de Rusia.