Santiago del Estero, Lunes 16
Septiembre de 2024
X
Mundo

Comienza el juicio contra una mujer que dejó morir encerrado en una valija a su pareja

¿Juego macabro o venganza fatal? Sarah Boone metió a su novio en una maleta y supuestamente lo dejó morir. Los videos en su celular revelan los últimos momentos de agonía de Jorge Torres Jr.

19/03/2024

Sarah Boone, una mujer de 42 años de Winter Park, Florida, está acusada de un crimen tan cruel como escalofriante: asesinar a su novio, Jorge Torres Jr., metiéndolo en una maleta y dejándolo allí hasta que murió asfixiado. Un caso que ha conmocionado a la opinión pública por los estremecedores detalles que han salido a la luz.

La tragedia se desencadenó la noche del 24 de mayo de 2020. Boone llamó al 911 para reportar que Torres estaba inconsciente. Cuando los paramédicos llegaron, no pudieron hacer nada por salvar la vida del hombre de 42 años. Había muerto en la escena del crimen más insospechada: el interior de una maleta.

¿Pero qué llevó a Boone a cometer semejante acto? Según su versión inicial, todo comenzó de forma casi inocente. La pareja había estado bebiendo vino y, en un momento dado, decidieron jugar a las escondidas o al escondite. A Boone se le ocurrió que sería divertido que Torres se metiera en la maleta. Él accedió y ella cerró la cremallera. Después, Boone subió las escaleras y se desmayó, aparentemente por el efecto del alcohol. Horas más tarde, despertó al escuchar su celular sonando insistentemente. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Torres seguía en la maleta. Bajó corriendo a sacarlo, pero ya era demasiado tarde.

Sin embargo, la investigación de la Oficina del Sheriff del Condado de Orange pronto reveló que la realidad era mucho más oscura. El relato de Boone estaba plagado de inconsistencias. Y la clave para desentrañar lo que realmente pasó estaba en su propio teléfono móvil.

Los detectives encontraron dos videos que echaban por tierra la versión del juego que había terminado en tragedia. En las perturbadoras imágenes se escucha a Torres gritar desesperado desde el interior de la maleta, suplicando por su vida: “¡No puedo respirar, es en serio!”. Pero Boone, lejos de ayudarlo, se ríe y lo ignora. “Por todo lo que me has hecho, jódete”, le espeta con desprecio.

¿Qué oscuros sentimientos llevaron a Boone a actuar con semejante crueldad? En los videos se la escucha decir: “Eso es lo que yo siento cuando me engañas”. ¿Una venganza surgida de los celos y el resentimiento acumulados en una relación tóxica? Porque, como se supo después, la pareja tenía un historial de violencia doméstica. Torres había sido arrestado varias veces por presuntos abusos contra Boone. Pero ella también tenía una detención por supuestamente estrangularlo en 2018. Un círculo vicioso de agresiones mutuas que terminó de la peor manera.

Mientras Torres agoniza encerrado, la maleta se mueve, revelando sus desesperados intentos por escapar de esa prisión mortal. Pero Boone, impasible, solo atina a ordenarle que “cierra la puta boca”.

¿Cómo pudo alguien ser tan desalmado, tan indiferente al sufrimiento del ser amado? ¿Qué pudo llevar a una persona al borde de la locura homicida? Son preguntas que atormentan a quienes siguen este caso.

Boone fue detenida y acusada de asesinato en segundo grado. Ha escrito cartas al juez afirmando que no ha tenido una representación adecuada. ¿Alegará legítima defensa, argumentando que actuó como una mujer maltratada que reaccionó ante el abuso? ¿O los fiscales lograrán que el jurado vea más allá, a una persona capaz de una frialdad letal? Las imágenes captadas por el celular de Boone serán, sin duda, una evidencia clave. Esos videos que registraron para siempre los desgarradores últimos momentos de Jorge Torres Jr.


Te recomendamos: El sospechoso del caso Maddie McCann evitó declarar en un juicio por otros crímenes


El juicio a Sarah Boone, pospuesto ya en siete ocasiones, está programado ahora para mayo de 2024. Ha pasado por un desfile de abogados defensores que, uno tras otro, han ido renunciando a representarla. Un dato que no hace más que añadir incógnitas a este entuerto legal. ¿Tan indefendible parece su caso que ningún letrado quiere asumir el reto?

Mientras tanto, Boone sigue escribiendo al juez desde la cárcel. En su última misiva celebra la asignación de un nuevo magistrado, a quien culpa de la excesiva atención mediática que ha recibido lo que ella considera su “exagerado y tergiversado” caso criminal. Unas palabras que dejan entrever su malestar con la imagen que se ha proyectado de ella.

¿Hasta qué punto puede alegar que fue víctima antes que victimaria? ¿Pesará la aparente premeditación que se ve en los videos? ¿Conseguirá la defensa hacer que el jurado empatice con una persona que parece haber sufrido abusos? ¿O la crudeza de las imágenes la condenará sin remisión? Son dilemas que deberá afrontar un proceso judicial que se prevé largo y mediático.

Mientras, la familia de Jorge Torres Jr. sigue llorando una pérdida tan absurda como trágica. La de un hombre que murió de la forma más aterradora imaginable: encerrado, a oscuras, sintiendo que se acababa el aire mientras su pareja, la persona que debía amarlo, se burlaba de su agonía. Un final horripilante para una relación que, como tantas otras, se enredó en una espiral autodestructiva.

A veces, las líneas entre víctima y agresor se difuminan en un laberinto de violencias cruzadas. Un laberinto del que, tristemente, Jorge Torres Jr. nunca logró escapar.