Día Internacional de la Mujer | La pasión por “hacer lo que le gusta” la llevó a abrir camino en el ámbito laboral no solo para sustentar a su familia, sino para ser el ejemplo vivo de sus ideales: ¿Quién es Claudia Coronel?
Por Álvaro Cortez
Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, antes denominado Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Esta fecha invita a la reflexión para reafirmar la lucha histórica por la igualdad de derechos y el desarrollo íntegro de cada mujer. De este contexto, nace un planteo fundamental para la introducción a este informe especial: quién, alguna vez, no fue al zapatero para el arreglo de un calzado pero, ¿a una zapatera?
Claudia Coronel tiene 43 años, es madre de tres hijos, esposa y trabajadora. Su pasión y amor, por “hacer lo que le gusta”, la llevó a abrir camino en el mundo laboral de un oficio históricamente empleado por hombres. Ella no solo es el sustento de su familia, sino también el ejemplo vivo de sus ideales y la única mujer zapatera de Santiago del Estero.
Video: Raúl Andrada - Rodrigo Dorado | Edición de video: Matías Leshman
A corazón abierto
Nacida y criada en la Madre de Ciudades, Claudia se casó muy joven y formó una familia con Eduardo Gómez, una pieza fundamental en su vida por ser quién le enseñó el oficio. “Me casé a los 17 años y nos fuimos a vivir al sur del país. Él (por su marido) era modelista armador, fabricaba zapatos y juntos nos dedicamos a hacer todo lo que conlleva un taller de reparaciones porque, económicamente, la creación de calzados no era rentable, debido a que la gente no pagaba”, comenzó contando al equipo de Diario Panorama y agregó: “Hace 24 años que estoy en el rubro y 17 desde que volvimos a la provincia”.
Con una mirada atenta, sus manos algo cansadas del trabajo y sus anteojos reposando en su cabeza, Claudia abrió su corazón y habló de su oficio. “No lo veo como un trabajo más, es algo que a mi me gusta y por eso no vas a ver mujeres en este rubro”, sentenció. Ante esto explicó que “te tiene que gustar mucho para que te involucres” y afirmó que más allá del oficio le apasiona lo que hace.
En la oportunidad, no dudó en poner de ejemplo a sus hijos, Rita, Miguel y Belén, quienes decidieron estudiar y profesionalizarse en otra actividad debido a que “no quisieron seguir con este oficio, no les gusta”, dijo.
La única mujer zapatera en Santiago del Estero
Claudia Coronel | Fotografía: Rodrigo Dorado
Si bien es de público conocimiento que el rubro fue históricamente desarrollado por hombres, muchas veces este tipo de detalles pasa inadvertido en la vorágine de la rutina. Consultada por el espacio que ocupa, Claudia se animó a revelar que es la única mujer zapatera en la provincia.
“En Santiago soy la única. En Buenos Aires no vas a encontrar y en Córdoba, una provincia donde hay producción industrial, tampoco, mucho menos en el sur”, afirmó con certeza.
En la oportunidad, Claudia contó que no conoce a una colega mujer y focalizó en que “en este rubro son todos hombres”. Respecto a la posibilidad de dedicarse a otro trabajo, la mujer dijo que tuvo la oportunidad pero no era lo que le gustaba.
Maquinarias, materiales y más
Un taller de reparación de calzados es un mundo particular: desde los materiales que se utilizan, hasta las técnicas y los procesos que se ejecutan para desarrollar un trabajo. Claudia le abrió las puertas de su espacio a un equipo de Diario Panorama y explicó de qué se trata cada rincón.
|| “Los trabajos y los procesos son complejos, pero la gente piensa que es fácil”
Claudia Coronel | Fotografía: Rodrigo Dorado
“Yo hago todos los trabajos”, afirmó y procedió a detallar. Según contó, ella trabaja con media suela de suela a lo cual definió como “lo más difícil” porque “para hacer una media suela de hombre tienes que abrir la suela y después lleva un proceso donde se cose y se tiene que cerrar para hacer todo el diseño de los costados y darle la forma”.
Seguidamente remarcó que se dedica mucho a la refacción de sandalias. “A veces la gente trae para forrar o prefieren conservar la plataforma, entonces se cambia toda la parte de arriba y yo las diseño en cuero”, contó. En el caso de la goma, resaltó que “se trabaja en la mayoría de los calzados” y puso de ejemplo a los fondos de goma de borcegos o zapatillas.
“Con cuerina son escasos los trabajos que acepto porque es un producto que se reseca y no tiene mucho tiempo de vida. Prefiero trabajar con cuero, que sale más caro, y conservar al cliente con un producto de calidad”, explicó Claudia
Fotografía: Rodrigo Dorado
Por otro lado, respecto a las herramientas que utiliza, Claudia contó que cuenta con una máquina de coser para el cambio de cierres de bolsos o valijas (entre otros elementos) y una máquina para realizar el raspado de otras piezas donde trabaja las media suelas de goma, las orillas de los calzados o los alisados de suela sobre el final del proceso para luego pintarlos.
En este sentido, recordó con orgullo que las mismas pertenecen a su marido y contó que “las tiene desde sus 19 años, las compró en Puente Negro, Buenos Aires cuando era soltero”.
La violencia en el trabajo
“De los 24 años que llevo han sido escasas las situaciones ´machistas´”, explicó Claudia, al ser consultada sobre el comportamiento que tienen los clientes al momento de encontrarse con una mujer en un comercio donde históricamente siempre hubo hombres.
Ante esto, y en base a la actividad laboral, la mujer detalló que “la mayoría de los clientes vienen por recomendaciones de personas que ya me conocen” y fue sincera al momento de contar cómo es su modalidad de trabajo y su primer contacto con alguien que requiere de su servicio.
“Quienes me conocen saben que soy muy detallista. Si tiene solución te lo voy a decir y de caso contrario te digo que no va a quedar bien”, afirmó.
En tiempos de crisis
Claudia Coronel | Fotografía: Rodrigo Dorado
Argentina vive un contexto social y económico crítico y Santiago del Estero no es la excepción. En tiempos difíciles, donde la inflación complica la posibilidad de tener previsibilidad y proyección, adquirir un calzado nuevo es complicado, por lo que recurrir a un taller de reparaciones resulta la opción más conveniente.
“Te lo dejo porque me conviene hacerlo arreglar. Se que va a quedar bien, me va a durar un año más y no voy a tener que ir a comprar un nuevo calzado que no puedo costear”, así explicaba Claudia, con palabras de sus clientes, la actividad de su oficio en tiempos de crisis.
En este sentido, y en base a aquello que le dicen quienes confían en su trabajo, sostuvo con emoción que “eso habla de la garantía que vos le das al cliente, de que haces un buen trabajo y queda estéticamente bien, le tienes que dar esa seguridad para que se vaya conforme”.
|| “Lo que más me traen son zapatillas y botines de fútbol”
Consultada sobre la demanda, la única mujer zapatera de la provincia, explicó que “hay veces que no llego con el tiempo, no es un trabajo fácil y lleva su tiempo, a veces surge algo pero se hace lo posible por cumplir”.
Un día a la vez
Claudia Coronel | Fotografía: Rodrigo Dorado
Claudia tenía 18 años cuando comenzó a trabajar como zapatera. En ese momento, la convicción y la pasión por hacer lo que le gustaba, la llevó a abrazar un oficio que con el tiempo le abriría camino en lo laboral.
“No es fácil”, contaba Claudia y claro que no. No es fácil enfrentar la vida un día a la vez y trabajar de manera firme y disciplinada para llevar el pan a la mesa. Aún así, a lo largo de estos 24 años, ella fue el sustento de su familia junto a su marido.
“Puedo decirte un precio ahora y cuando me voy a comprar los materiales tengo que llamar al cliente y decirle ´no le va a salir lo que le dije, le va a salir más´ y eso te atrasa”, expresó con incertidumbre.
|| “El cliente hasta ahora lo toma bastante bien, muchos son responsables, pero hay otros que se enojan… deben entender que esto no es fácil”.
Respecto a sus horarios de trabajo, Claudia explicó que no solo trabaja en el taller. “Yo cierro y sigo durante la noche en mi casa porque no hay forma de mantener el negocio”, contó y reafirmó: “Te tiene que gustar”.
“Si la mujer se lo propone, lo hace”
Claudia Coronel | Fotografía: Rodrigo Dorado
Sobre el cierre, Claudia habló de las mujeres, del presente y de la conquista de derechos a lo largo de los años. En este sentido, remarcó el espacio obtenido y dejó un mensaje para todas las santiagueñas: “Con ganas y empeño, no hay cosa que la mujer no pueda hacer”.
En este contexto, la mujer extendió su reflexión y dijo sostuvo que “no hay que desmerecer a los hombres porque se puede aprender de ellos, como ellos de nosotros” y puso de ejemplo su historia.
“Mi papá era albañil y en el tiempo que no estaban mis hermanos yo le ayudaba”, recordó y remarcó que, años después, ella aprendió el oficio gracias a su marido: ”Él me dio lugar”, cerró.