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Mayo de 2024
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Revista

Día Mundial de la Obesidad: especialistas buscan mejorar la vida de las personas que la padecen

Cada 4 de marzo es importante concientizar sobre esta enfermedad y fomentar acciones concretas para prevenirla.

Obesidad
04/03/2024

En el contexto del Día Mundial de la Obesidad, conmemorado cada 4 de marzo bajo el patrocinio de la Federación Mundial de la Obesidad, es imperativo reflexionar sobre la naturaleza y el manejo de esta afección que impacta a millones de personas. La obesidad, un desajuste del peso corporal, es un proceso inflamatorio complejo influenciado por diversos factores, como el estrés, la regulación del apetito, la predisposición genética y el consumo de alimentos procesados. Estos elementos interactúan para complicar aún más la condición.

El principal objetivo de esta jornada es crear conciencia y fomentar acciones concretas para prevenir y revertir la obesidad, ya que esta no solo aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, sino que también afecta negativamente la calidad de vida de quienes la padecen.

Es esencial abordar la obesidad de manera integral, considerando opciones terapéuticas. Además de adoptar hábitos saludables, debemos reconocer la importancia de abordar los aspectos psicológicos y el manejo del estrés. Esto implica la implementación de terapias psicológicas, programas de asesoramiento nutricional y actividades físicas adaptadas.

Es alentador observar el progreso en el ámbito legislativo y de políticas públicas en Argentina. Ejemplos claros de esto son la ley 26.396, que declara de interés nacional la prevención y control de los trastornos alimentarios, y la resolución 1420/2022, que amplía las coberturas y prestaciones para el tratamiento de la obesidad. Estos avances representan pasos significativos hacia una atención más integral de esta enfermedad en nuestro país.

Durante la pandemia y los consecuentes periodos de confinamiento, se observó un aumento del cortisol, conocido como la hormona del estrés, en la población debido a la ansiedad. Este estado de nerviosismo se asoció con un aumento de peso, especialmente en áreas como la grasa abdominal, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El sedentarismo puede llevar a un consumo desordenado de alimentos poco saludables, y la ansiedad puede perturbar nuestro ritmo circadiano, afectando nuestro reloj biológico. Además, el estrés puede impactar nuestras emociones al activar el cortisol, que influye en la amígdala, una región cerebral clave para regular nuestras respuestas emocionales, lo que puede intensificar la ansiedad.

El incremento de peso supone un desafío creciente para la salud pública, requiriendo un enfoque integral que aborde no solo los aspectos físicos, sino también los emocionales y sociales. En la práctica clínica, es fundamental proporcionar a los pacientes un diagnóstico preciso y un tratamiento que incluya cambios en los hábitos de vida, opciones de alimentación mejoradas, actividad física adaptada y, en ocasiones, intervención farmacológica.

La presión ejercida por los estándares de belleza poco realistas contribuye a la discriminación hacia quienes sufren de obesidad. Es crucial desafiar estas percepciones distorsionadas y promover una comprensión empática de esta compleja enfermedad.