Así lo afirmó la psicóloga Emily Azar, quién fue consultada sobre este festejo, la responsabilidad de los padres y el rol de la escuela.
En diálogo con Noticiero 7, la especialista hizo referencia a lo que es el UPD: “Es una construcción social que hacen los adolescentes, para celebrar el último primer día de clases, organizado por los alumnos de quinto año”, expresó.
Desde el punto de vista psíquico, Azar comentó: “Se lo toma como un rito de pasos que se hace por los mismos adolescentes y que no está regulado por adultos la mayoría de las veces y ahí está el problema. El adolescente va con todo el ímpetu y la energía, por lo tanto no mide riesgos ni tienen en cuenta que al otro día tienen que ir al colegio”.
Cabe recordar que este festejo fue creado por los jóvenes, con el fin de festejar su último primer día de clases, donde usualmente suelen llevarlos a cabo en fincas alejadas a la institución, sumando el consumo de bebidas alcohólicas durante toda la noche hasta el horario de ingreso a clases.
Dicha conducta recae bajo la responsabilidad de los padres y establecimientos escolares: “El disfrute es una capacidad, que los chicos aprenden a partir de cómo los padres enseñan y la escuela tiene una estructura en donde regula las condiciones de los alumnos, el horario escolar, el uniforme y el estado en el que el alumno llega a clases. La escuela es sustituto de los padres, si ellos ponen límites, la escuela los refuerza y si los adultos no ponen límites, la escuela los pone”, afirmó la profesional.
En conclusión, la especialista, habló sobre el preconcepto que existe sobre el primer último día de clases y los estudiantes que no logran culminar sus estudios: “Pareciera ser que el último año es el último del mundo. Se sobrevalora el festejo por sobre lo que implica cursar un último año. Hay chicos que celebran y aún no egresaron. Hay que tener en cuenta que significado tiene esto y enseñar que esto representa algo fuera de la escuela, por lo tanto ni la institución, ni los profesores son responsables”, cerró.