El encuentro tuvo tres tramos: en un principio, el Pontífice dialogó a solas con el Presidente argentino, luego se le permitió el ingreso a la secretaria general Karina Milei y finalmente se sumaron los ministros que formaron parte de la comitiva especial.
Duró una hora, según el Vaticano, la primera audiencia oficial entre el presidente Javier Milei y el papa Francisco. Se trata de un tiempo muy largo, que nunca había tenido con ni con Cristina Kirchner, Mauricio Macri ni Alberto Fernández, que indica que fue un éxito este primer encuentro y que la conversación fue intensa y completa. Fue una audiencia “muy buena y muy amable”, consecuencia de ese inesperado clima de distensión que se dio entre los dos, luego de los saludos, con abrazo y beso, que hubo ayer al principio y al final de la misa de canonización de Mama Antula, que pareció marcar el inicio de una nueva etapa.
Junto a su comitiva, formada por su hermana Karina, secretaria general de la presidencia, la canciller Diana Mondino, los ministros del Interior y Capital Humano, Guillermo Francos y Sandra Pettovello, el rabino Axel Wahnish, embajador designado en Israel y el secretario de Culto anunciado, Francisco Sánchez -, arribó en un convoy de autos negros a las 8.57 al Patio de San Dámaso y fue recibido con todos los honores de un jefe de Estado. El Presidente llegó al filo de la reunión, pautada para las 9, porque hizo detener el convoy en la Via della Conciliazione para saludar a un grupo de argentinos que se congregó en las inmediaciones del Vaticano.
En una jornada fría pero soleada, mientras el termómetro marcaba 7º grados, lo esperaba para darle la bienvenida una alfombra roja, un piquete de guardias suizos con sus coloridos trajes y alabardas y el monseñor Leonardo Sapienza, prelado de la Casa Pontificia, quien junto a gentiles hombres pontificios de riguroso frac, en un clima solemne, lo escoltaron, atravesando salones espectaculares, como la Sala Clementina, hasta el Salón del Tronetto. Allí el Papa salió al encuentro de Milei, en un momento cuyas imágenes se espera que sean transmitidas luego por Vatican Media, ya que desde la pandemia nunca más se permitió el acceso a los periodistas, que antes podían ver de primera mano ese momento.
Después, los dos líderes ingresaron a la biblioteca. Y se sentaron uno frente al otro, en el mismo escritorio de madera en el que también estuvieron en su momento Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, mandatarios que jamás protagonizaron un saludo tan efusivo como el que tuvo ayer Milei, un outsider de la política.
Para la reunión, como es costumbre durante la visita de los jefes de Estado, el Presidente le hizo entrega de una serie de obsequios al jefe de la Iglesia Católica. Según lo informado por el vocero de la presidencia, Manuel Adorni, los regalos fueron: una carpeta con la copia de “la carta manuscrita del canciller José María Gutiérrez acreditando a Juan Bautista Alberdi” como representante en Europa, un cuadro con la “postal conmemorativa de Mama Antula" que el Correo Argentino distribuyó en ocasión de su beatificación y “alfajores de dulce de leche y galletitas de limón”.
En una reunión a agenda abierta y más allá de la conexión y química evidente que ambos reflejaron ayer en su abrazo y beso, el Papa escuchó atentamente los planes del presidente libertario -cuyas ideas parecen estar en las antípodas- para entender cuál es el rumbo. Según se pudo saber, el Pontífice, de 87 años, dejó hablar al líder libertario famoso en todo el mundo por haberlo insultado en el pasado, pero que ayer se arrojó emocionado a sus brazos, pidiéndole si le podía dar un beso, como un hijo pródigo. Entonces le contó sobre la dramática situación de la Argentina, una madre patria golpeada, con grandes recursos materiales y humanos, donde un 40% de la población vive en la pobreza, con inflación en las estrellas y donde las últimas medidas económicas causaron rechazo en amplios sectores, que incluso promovieron una huelga general en tiempo récord. Milei le habló de la terrible herencia recibida, de la batalla emprendida en contra los privilegios de “la casta” aún enquistada en el Congreso, según su narrativa, y probablemente del estrepitoso fracaso de la ley ómnibus que opacó su primer viaje internacional (sin contar el Foro de Davos), luego de la traición de algunos.
También se especula que Milei pueda hablado del o los candidatos/as a embajador ante la Santa Sede, cargo aún vacante después de la salida de la embajadora de carrera María Fernanda Silva, designada por la administración Fernández.
Se descuenta que, como hizo en el primer llamado telefónico que mantuvieron dos días después de su triunfo electoral, y luego, en una carta formal, el mandatario volvió a invitar al Papa al país, una asignatura pendiente de Jorge Bergoglio después de casi 11 años en la cátedra de Pedro y de haber viajado a 61 países, incluidos varios de América Latina, algo que causó frustración en muchos argentinos. Aunque no hubo una respuesta del Pontífice, que ya hizo saber que tiene la voluntad de ir y que, de darse el viaje, sería en el segundo semestre, después de una visita a Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Este, prevista para fines de agosto.
Terminado el cara a cara a solas, volvieron a abrirse las puertas de la Biblioteca y el Papa recibirá al resto de la comitiva y se dio el habitual intercambio de regalos -con los principales libros del Papa, el Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, alguna escultura-, con rosario de recuerdo para todos.
Más tarde Milei se entrevistará con el número dos de Francisco, el cardenal italiano Pietro Parolin, secretario de Estado, algo así como el “primer ministro” y con el “canciller” del Vaticano, el arzobispo británico Paul Gallagher, ambos conocidos por hablar bien español. Desde su oficina llegará luego un comunicado sobre esta reunión, que difundirá la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Aunque normalmente son los mandatarios recibidos en audiencia los voceros del encuentro con el Papa, no está prevista ninguna conferencia de prensa. Por lo que los parámetros para ver cómo fue el cara a cara serán el tiempo -cuántos minutos duró la audiencia- y las imágenes que serán difundidas por el Vaticano, en las que se verá si vuelve a darse esa química vista ayer.
Tampoco habría lugar para conferencia de prensa porque la agenda prevé enseguida después un almuerzo con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, en el Palacio del Quirinal y, después, a los 16 locales, una reunión con la primera ministra, Giorgia Meloni, en Palacio Chigi. Tampoco está prevista una conferencia de prensa tras esa ocasión.