La víctima afronta profundas secuelas psicológicas. Los abusos del ex funcionario habrían ocurrido en múltiples escenarios como su oficina o en una moto cuando la llevaba a la escuela, entre otras.
El pasado jueves, un ex comisario fue llevado a juicio bajo sospecha de haber cometido abusos sexuales contra su hijastra entre los años 2001 y 2006, cuando la niña tenía entre 7 y 12 años. Ambos vivían en un barrio de la zona sur de la Capital santiagueña en aquel entonces.
El juez de Control y Garantías, Rodolfo Améstegui, tomó esta decisión al concluir el proceso legal que fue iniciado por la fiscal Jésica Lucas y el demandante, Gabriel Coronel Chalfón.
El acusado, de 64 años, está siendo imputado por "abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia", un delito que podría conllevar una condena de entre 8 y 20 años de prisión.
La víctima finalmente rompió su silencio en noviembre de 2021, cuando era adolescente, lo que llevó a la detención inmediata del acusado. La joven es hija de una mujer que también fue víctima de violencia física y, según afirma, los abusos por parte del ex comisario comenzaron cuando ella tenía tan solo 7 años.
Estos abusos presuntamente escalaron con el tiempo. Inicialmente, el comisario habría manoseado sus partes íntimas, la besó en la boca y utilizó sus manos para agredirla. Estos actos abusivos se llevaron a cabo a diario y en diversos lugares, incluso en la oficina del acusado. También, la víctima alega que fue abusada mientras su pareja dormía o cuando se retiraba para ir a trabajar. En una ocasión, el abuso ocurrió mientras el comisario llevaba a la menor en motocicleta hacia la escuela.
Es imposible expresar completamente las profundas secuelas psicológicas que quedaron grabadas en la víctima. Estas secuelas se hicieron aún más evidentes, especialmente cuando la joven comenzó una relación de pareja, según se reveló durante la investigación.
Después de relatar los años de pesadilla que había sufrido, la víctima explicó que no denunció los abusos por miedo. El motivo de su silencio era el hecho de que su padrastro era un oficial de policía que constantemente la amenazaba para que guardara silencio. Le advertía que, de lo contrario, haría daño a su padre, un destacado hombre vinculado al mundo deportivo. Dos años después de hacer público el infierno que vivió, el caso fue llevado a juicio y el destino del ex funcionario está en manos de un tribunal que se determinará mediante sorteo.