El pequeño fue llevado sin vida al hospital Papa Francisco y su mamá dijo que se había caido de un segundo piso, pero la verdad sería otra.
La oscuridad que envuelve al caso de "Leo" es estremecedora. Se trata del niño de 9 años que fue llevado sin vida al hospital Papa Francisco y cuya madre quiso disfrazar un posible homicidio. El pequeño habría sido víctima de un largo prontuario de atrocidades a la que lo exponían en su propio hogar.
Una vecina, mamá de su compañera de la escuela, contó que el niño había revelado que apenas se alimentaba con la "copa de leche", que en su casa no se ocupaban de él. Y eso no es lo peor.
Golpes, gritos y más violencia eran una constante en la vivienda de barrio Solidaridad donde el menor vivía con su mamá. Los vecinos ya habían denunciado las situaciones, pero nadie hizo nada para evitar el triste final.
"La madre le pegaba, e incluso lo hacía trabajar levantando bolsas de cemento y ladrillos", contó una vecina entre lágrimas.
"Un día se sacó la camperita en educación física y estaba todo moreteado. Dijo que se había caído de las escaleras, pero no era cierto", revelaron.
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