El empresario cubano-americano, dueño del Inter de Miami, es hijo de quien fue durante décadas el activista más combativo e irreductible del régimen.
No bien la balanza se inclinó para la incorporación de Lionel Messi al Inter de Miami, en la liga de fútbol de Estados Unidos (MLS), un nombre resonó en los ambientes del deporte, los negocios y la política: Jorge Mas Santos, heredero de una familia anticastrista que se hizo fuerte en el numeroso e influyente exilio cubano en el estado de Florida.
Y así como Jorge Mas Santos pasó años con la ilusión de fichar a Messi para su club, el Inter de Miami, su padre, el empresario Jorge Mas Canosa, fue una de las figuras más conocidas de la diáspora cubana y encabezó los sueños de la comunidad para terminar con el castrismo.
Además de dedicar décadas a conspirar contra el régimen de La Habana y a cabildear en Washington para tratar de someterlo con sanciones, Mas Canosa desarrolló una fortuna en el mundo de los negocios que continuaron con éxito sus hijos Jorge y José. Ambos son ahora propietarios del Inter de Miami, junto con el exfutbolista inglés David Beckam. Jorge Mas es el principal accionista y CEO de la empresa.
El empresario sigue adelante con el proyecto anticastrista de su padre, y es el actual presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), cuyo objetivo sigue siendo el mismo de todo el exilio desde la revolución castrista de 1959 y la salida de la isla, cuando escaparon de las garras del naciente régimen comunista.
Jorge Mas Canosa se definía como un patriota luchador desde los 17, primero contra el gobierno de Fulgencio Batista y luego contra el régimen comunista de Fidel Castro, a quien combatió durante toda su vida sin lograr derrocarlo.
En 1957, sus padres lo enviaron a los Estados Unidos para que iniciara sus estudios de derecho, lejos de la agitación política de aquella época, cuando la revolución castrista comenzaba su batalla.
Sin embargo, en enero de 1959, una semana después del triunfo de Fidel Castro, Mas Canosa volvió a Cuba. Detenido por la policía en junio de ese año bajo sospecha de actividades contrarrevolucionarias, fue liberado por falta de pruebas y partió al exilio en los Estados Unidos.
A su llegada a Miami, Mas Canosa trabajó como lavaplatos, luego repartidor de leche, estibador portuario y vendedor de zapatos, mientras en sus ratos libres se dedicaba a colaborar, modestamente, con los preparativos de la fracasada invasión de bahía de los Cochinos.
La derrota de ese proyecto, armado y financiado por los norteamericanos, fue un momento clave en la vida del joven exiliado, que a partir de entonces se involucró seriamente con los movimientos anticastristas en el destierro. Recibió entrenamiento militar en suelo norteamericano, se graduó en un curso de oficiales en Georgia y, de acuerdo con algunos biógrafos, tomó cursos de inteligencia y propaganda.
A comienzos de la década del 80, Mas Canosa dio el gran paso adelante en el plano político al crear la FNCA, dirigida por él hasta su muerte, que le permitió ganar influencia en el gobierno y en el Congreso.
Su gran éxito fue obtener la amistad y el respaldo del ex presidente Ronald Reagan. Gracias a esos contactos, consiguió fondos para poner en marcha Radio Martí, la estación financiada por los Estados Unidos para difundir “noticias no controladas” en Cuba.
Transformado en el principal líder anticastrista, se erigió en el blanco principal de las diatribas del gobierno de La Habana y en el “candidato a la presidencia de una Cuba democrática” para muchos exiliados.
Con el paso de los años y la llegada de las nuevas generaciones, el exilio cubano en Miami se fue dividiendo entre el extremismo y la moderación. También se abrieron nuevas voces desde la misma Cuba, en una lucha contra la represión y haciéndose oír desde el mismo territorio.
Asimismo tienen peso propio los exiliados cubanos que encontraron asilo en Europa, y que cabildean desde las principales capitales en favor de sus colegas activistas y la democratización de la isla.