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Abril de 2024
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Opinión y Actualidad

Cristina Kirchner quiere apostar por Wado de Pedro pero sigue haciendo cuentas

El Frente de Todos tendrá que arreglarse con los votos que recoge el nombre de la vice.

02/06/2023

Por Ignacio Miri
Para Clarín

Sin dirigentes cuyos nombres alcancen por sí solos para convertirse en competidores serios en la pelea por la sucesión presidencial, el kirchnerismo decidió agotar los últimos días que quedan antes del cierre de listas en testear el posible desempeño de Wado De Pedro como candidato.

Son tres semanas en las que el ministro del Interior tendrá que esforzarse de algún modo por volverse un personaje conocido para los ciudadanos y poder dejar así la baja intención de voto que recoge en las encuestas hoy.

Si en ese período no logra despegar, Cristina Kirchner quedará obligada a repensar su decisión y optar por alguno de los otros dos hijos de la generación diezmada que subió al escenario político familiar que armó el 25 de mayo: Sergio Massa o Axel Kicillof.

El dilema de Kicillof

El gobernador bonaerense sigue intentando resistirse a la aventura nacional, con un argumento que en el propio kirchnerismo consideran insuficiente. Kicillof muestra encuestas en las que su nombre recoge mucha mejor intención de voto que cualquier otro precandidato a sucederlo, pero ese buen desempeño es el que termina chocando contra su intención de permanecer en La Plata. Si es el peronista que mejor mide en la provincia más poblada del país, su destino tiene que ser la boleta nacional, le dijo más de una vez Máximo Kirchner.

Consciente de esa situación, Kicillof adelantó que quiere que Verónica Magario sea otra vez su compañera de fórmula, como seguir usando su traje bonaerense durante el mayor tiempo posible.

Fuera de esas dudas, lo que está definitivamente claro es que cualquier posibilidad de competencia interna tendrá que estar avalada por Cristina: todos los mecanismos de la lapicera -para usar una metáfora que usa la propia vicepresidenta- necesaria para determinar las estrategias electorales en el oficialismo están en manos de ella.

Para defender esa centralidad, De Pedro está armando un encuentro de gobernadores para la semana próxima. Allí, los mandatarios peronistas, que de manera casi unánime se protegieron del clima de rechazo al kirchnerismo corriendo sus fechas de elecciones provinciales, podrán escuchar, a través de sus voceros, los planes de la vicepresidenta y entrever el futuro del peronismo.

También podrán mostrar la fuerza que mantienen y disputar -como no ocurría cuando Cristina era más fuerte- lugares en las listas de diputados y senadores nacionales que se renovarán este año. De esos cierres depende en gran medida la suerte del próximo gobierno: si gana alguno de los candidatos que hoy están en la oposición, podrán gobernar con bloques peronistas heterogéneos, una situación que supo aprovechar Mauricio Macri en el primer tramo de su gestión, y que disfrutó hasta que su propia debilidad terminó permitiendo la reunificación peronista.

Ya existen varias demostraciones que indican que el Frente de Todos tendrá que arreglarse con los votos que recoge el nombre de Cristina. Ella misma lo dijo cuando pronosticó que en las elecciones de este año lo determinante serán los pisos electorales, y en el Frente de Todos el piso de votantes lo pone ella y no existe ningún otro dirigente capaz de conseguir más apoyos que ella. En otras palabras, Cristina pone el piso y también el techo de las posibilidades electorales del peronismo. Aún falta para saber si ese piso será el más bajo de la historia del peronismo o si logra conservar algo más.