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Fuerte confesión de Daniela Celis: "Hasta que entré en Gran Hermano estaba perdida"

La ex GH abrió su corazón, reveló por qué decidió anotarse en el reality de Telefe y dio detalles de su vida previa a la fama.

11/05/2023

De chiquita, miraba la televisión y soñaba con pertenecer al mundo del espectáculo pero su realidad, con una infancia en el seno de una familia humilde y trabajadora de La Reja, partido de Moreno, distaba mucho de los flashes y las alfombras rojas. Aunque sabía que no iba a ser fácil y su vida fue por otros andariveles, Daniela Celis (26) nunca perdió las esperanzas.

Y el año pasado, recibió la noticia que le cambió la existencia para siempre: fue una de las elegidas para ingresar a la casa de Gran Hermano, el exitosísimo reality que condujo Santiago Del Moro por Telefe, y de la noche a la mañana pasó a cumplir el sueño que acarició desde su más tierna infancia.

¿Por qué te anotaste en Gran Hermano? ¿Qué buscabas?

-En realidad, me anoté para probar suerte y nunca pensé que iba a quedar. De hecho, cuando salió el casting no le di ni bola las primeras semanas. Pensaba: “¿Para qué anotarme si hay un montón de personas en el mundo que quieren entrar y quién soy yo para que me elijan?”. Hasta que en un momento quise probar suerte y me animé. “Si es para mí, será y sino vamos por otro lado”, pensé.

-¿En qué andabas?

-Estaba en un momento raro de mi vida, medio perdida. No sabía qué iba a ser de mi vida. Me la pasaba maquillando, también era moza e iba de acá para allá. No me hallaba, no me encontraba y no sabía qué quería hacer de mi vida. Por esos días hacía de todo: era mesera, relaciones públicas en los boliches y maquilladora. Tenía un montón de laburo pero me la pasaba trabajando y no tenía tiempo para mí.

Daniela Celis Daniela Celis

-¿Vivías al día?

-Sí, tal cual y ni siquiera me alcanzaba para irme de mi casa y pagarme un alquiler. Vivía con mi vieja, Silvia, y mi hermana Mara con su hijo Milo, que es mi ahijado y tiene un año y medio. Mis papás se separaron cuando era chica y me quedé con mi mamá en su casa. Tenía ganas de independizarme porque ni siquiera tenía una habitación para mí. Pero no podía porque no me alcanzaba la plata.

-Entonces, ¿te anotaste en Gran Hermano sin pensar que ibas a quedar?

-Tal cual. Nunca pensé que me iban a elegir y cuando me anoté no se lo conté a nadie para que no me preguntaran: “¿Y, quedaste?”. No quería tener que decir que no y preferí guardármelo. Iba pasando las etapas y cada vez que avanzaba en las instancias tampoco lo contaba porque lo agarré como mi cábala. Cuando me confirmaron que había quedado tampoco lo quería decir porque me daba miedo que se viniera otra pandemia y no se concretara.

-¿Dónde estabas cuando te dieron la noticia?

-En el canal porque me habían citado para un nuevo casting y ahí no sabés nunca cuándo es el último. Cada vez que te vas, te dicen: “Cualquier cosa te estamos llamando”. Eso es tremendo porque esperás el llamado con muchas ansias. Entonces, cada vez que me sonaba el teléfono, mi corazón se aceleraba porque estaba esperando ese mensaje tan deseado. La última vez que me citaron, fui pensando que era una prueba más y pasé a una oficina y me dijeron: “Queremos que sepas que sos una de las seleccionadas para ingresar a la casa de Gran Hermano”. ¡Casi me morí! Se me paró el corazón porque estaba escuchando algo que no podía creer pero que deseaba con todo mi ser.

-¿Cómo reaccionaste?

-Me largué a llorar y abracé a todos los productores sin conocerlos. Me tiré encima, se me puso la piel de gallina y no lo podía creer. Fue uno de los momentos más felices de mi vida. Nadie sabía que había audicionado y no sabía cómo contarlo.

-¿Sentís que sos otra persona después de haber pasado por ese reality?

-Totalmente. Sigo siendo la misma Daniela de siempre pero lo que me cambió mucho es la cabeza y hoy veo las cosas de otra manera. La convivencia con otras personas me modificó mucho y mi vida cambió de repente porque dio un giro de 180 grados. Me estoy acostumbrando a esta vida nueva, que es otra. Ya soy otra persona para el afuera pero en esencia sigo sosteniendo mis raíces.