Se trata de una enfermedad que si no es detectada y curada a tiempo, puede derivar en graves consecuencias para la salud.
En medio de una tendencia creciente de algunas infecciones de transmisión sexual (ITS) en la Argentina, como la gonorrea, chlamydia trachomatis, tricomoniasis, herpes simplex y el virus del papiloma humano (VPH), una de las que más ha aumentado y preocupa a los expertos es la sífilis.
Se trata de una enfermedad que, si no se detecta y se cura a tiempo, puede generar consecuencias graves para la salud: desde llagas en una etapa temprana, hasta problemas coronarios o neurológicos si la enfermedad persiste durante muchos años sin tratamiento. Por eso, resaltan la importancia del uso del preservativo para mantener relaciones sexuales y realizarse los chequeos correspondientes.
Según las cifras del Ministerio de Salud de la Nación, desde 2010 la tasa de incidencia de sífilis a nivel nacional creció de modo sostenido hasta su pico de 56,1 personas por cada 100.000 habitantes para ambos sexos en 2019. En 2020 se produjo una caída pronunciada, con una tasa de 23,3 por 100.000 habitantes, y en 2021 comenzó a marcarse un ascenso, que llega a 26,5 personas cada 100.000 habitantes.
En este punto, se debe insistir en la excepcionalidad del bienio 2020-2021 y no se pueden leer los valores de estos últimos años como una continuidad del comportamiento de la sífilis en nuestro país. A su vez, las proyecciones de los registros para 2022 permiten suponer que para el próximo año la tendencia se acercará a los números prepandémicos.
Martín Hojman, médico infectólogo del Hospital Rivadavia y coordinador de la Red de Infectología de la ciudad de Buenos Aires, explica que el aumento de las ITS, en su opinión, se da por la falta de percepción de riesgo. “Muchos piensan que el HIV ya no es algo para preocuparse porque ahora se trata con una pastilla por día, o porque hay pastillas para tomar luego de haber estado expuestos. Eso es cierto, pero a su vez no está nada bueno tener HIV. Además, uno puede contagiarse de cualquier otra ITS, como, por ejemplo, la sífilis”, analiza Hojman.
Hojman describe que la sífilis tiene varios estadios. En la etapa primaria suelen aparecer llagas indoloras (chancros) en los genitales o en la boca, que desaparecen en una semana aproximadamente. En la etapa secundaria se pueden presentar manchas en las manos o en las plantas del pie, y hasta problemas en la vista. Luego se pasa a la etapa latente, en la que no hay síntomas y la enfermedad solo es detectable mediante un análisis de sangre. Por último, se puede entrar en una cuarta etapa si la persona convive con la enfermedad durante, al menos, 10 años, y puede generar problemas neurológicos o coronarios, pero no es frecuente que en la Argentina un paciente alcance esa etapa de la enfermedad.
La manera de protegerse, señalan los expertos, es usar preservativo en el momento de tener sexo, y la manera de detectarlo es mediante un análisis de sangre. Mientras que para curarse se aplican inyecciones de penicilina.
Entre los datos registrados en 2021 y, en consonancia con la notificación clínica, la mayor proporción de pruebas positivas corresponde al grupo de adolescentes y jóvenes (15 a 24 años), cuya positividad fue del 9,1%, seguido por el de 25 a 34 años, con una positividad del 7,1%. Cabe recordar que, si bien son el grupo etario más afectado, también son la población que más se testea: el 22,1% de las personas testeadas tiene 25 a 34 años y el 18,7%, 15 a 24 años. Estas proporciones podrían ser mayores, ya que el 27,2% de los casos no registra información sobre la edad.
Mujeres embarazadas
Uno de los mayores riesgos de la sífilis es que una mujer embarazada contagie a su bebé (contagio vertical). “La sífilis congénita puede ser complicada porque podría generar malformaciones que podrían ser invalidantes para el resto de la vida. Por eso a todas las embarazadas se les debería hacer el test, por lo general todas se lo hacen”, agrega Hojman.
Tal como indican desde el Ministerio de Salud de la Nación, la realización de pruebas en personas gestantes tiene como objetivo la detección temprana de la sífilis durante el embarazo, a fin de prevenir la sífilis congénita y sus consecuencias. Este indicador es de suma importancia, ya que la prueba se realiza a un gran número de personas y permite hacer inferencias sobre la situación de la sífilis en la población general, en especial en personas en edad reproductiva.
Durante 2021, el porcentaje de positividad en pruebas de tamizaje de gestantes fue del 5,8%, dato que consolida la tendencia en alza reportada en boletines previos. Con respecto de 2019, la positividad aumentó un 18%. Al analizar por edad el tamizaje de sífilis en personas gestantes, se observó que los índices de positividad más altos, al igual que en población general, se presentan en los grupos más jóvenes, 7,7% para gestantes de 15 a 24 años.
“Hay un aumento notable de los casos de sífilis. En las mujeres embarazadas lo solemos detectar en los controles serológicos. La sífilis siempre avanza, pero no es común en nuestro país que avance hasta un estadio en donde genera problemas en múltiples órganos. Si la enfermedad se detecta en la etapa primaria se aplica una dosis única de penicilina, pero cuando no se puede determinar hace cuánto tiempo el paciente padece la enfermedad, hay que aplicar tres inyecciones separadas por una semana”, explica María Marta Greco, coordinadora del área de VIH e ITS de la Sociedad Argentina de Infectología.