Las tres claves que convierten a esta adaptación del famoso videojuego en un triunfo para HBO y uno de los títulos imprescindibles de la temporada.
Por Mireia Mullor
Para Fotogramas
Parece una boutade decir que hemos encontrado la mejor serie del año en el mes de enero, pero sí podemos decir que hemos encontrado a una sólida candidata: 'The Last of Us' es, realmente, un triunfo absoluto para HBO Max y una delicia tanto para fans como para neófitos del videojuego de Naughty Dog. Su acierto no es tanto ser una adaptación increíblemente fiel del material original, que lo es, como entender cuáles eran los pilares que sostenían sus posibilidades de éxito: ofrecer algo diferente de la típica serie de zombis, trazar lecturas políticas interesantes y, sobre todo, conseguir que la relación entre Joel y Ellie fuese lo único verdaderamente importante.
Creada por Craig Mazin (responsable de 'Chernobyl', la aterradora serie de HBO que rompió récords en 2019) y Neil Druckmann (guionista y director creativo del videojuego), la serie arranca con un episodio piloto de 90 minutos cargado de saltos temporales, escenas desgarradoras, revelaciones esenciales para la trama y la promesa del inicio de una peligrosa aventura. No, no necesitamos jugar al videojuego de 'The Last of Us' antes de ver la serie de HBO, a pesar de lo mucho que comparten (como haremos evidente cada semana en la lista de diferencias entre la serie y videojuego de 'The Last of Us'), sino simplemente dejarnos llevar por su propuesta.
De momento, la serie nos ha dejado claras varias cosas: Pedro Pascal y Bella Ramsey nacieron para interpretar estos papeles protagonistas y el elevado presupuesto de HBO luce poderoso en sus notables efectos especiales. También nos avanza que las relaciones humanas serán siempre más importantes que la acción. Más allá de montajes de vídeo comparando escenas o prendas de ropa, esta es la verdadera esencia (y herencia) del videojuego.
'The Last of Us' no es tu serie de zombis cualquiera.