La reconocida empresaria, destacada por su bondad y humildad, se quitó la vida en un hotel de Recoleta. “Era un ejemplo de mujer”, sostuvo un dolido Benito Fernández.
La muerte de Olga Elena Naum caló hondo en una parte importante de la sociedad argentina. La reconocida mujer quería ser médica, aunque su familia se opuso. Explicó, alguna vez, que sus padres consideraban que la medicina era “cosa de hombres”, por lo que se recibió de fonoaudióloga, pero nunca ejerció. No era su pasión y, casi de manera natural, se acercó al mundo de la moda: lo llevaba en la sangre.
Heredó el nombre y la pasión por el diseño de su abuela. “Ella nos hacía la ropa sin molde y sin nada. Ponía la tela en una mesa, nos tomaba tres medidas, cortaba, cosía. ¡Y en 40 minutos teníamos algo! Olga fue la abuela más buena del mundo”, decía.
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Su apellido, de origen árabe, siempre estuvo ligado a la industria textil. Su padre tenía una fábrica de estampados, donde también trabajaba su madre. Su hermano, Emilio Naum, fundó la sastrería Mc Taylor. Su hermana, Graciela Naum, creó su propia maison y, con el tiempo, se convirtió en una de las diseñadoras preferidas de la reina Máxima de Holanda.
Su estilo estaba definido por la mezcla de colores y texturas. “Me gustan las asimetrías, las paletas empolvadas, los estampados originales. Me gustan las telas. Tengo tres telas buenas y, como una pintura, me paso tres días y llega el final”, repetía a cada instante.
Una vida marcada por trágicos hechos
Hay un hecho, una tragedia, que marcó definitivamente a la familia Naum: el 22 de junio de 1984, el siniestro “clan Puccio” intentó secuestrar a Emilio “Milo” Naum. Fue su tercera víctima. Arquímedes Puccio, quien conoció al empresario en una operación inmobiliaria, fingió tener problemas con su auto y pidió ayuda a Naum, que “casualmente” pasaba por el lugar. Al darse cuenta que querían raptarlo, Emilio (38 años, casado, padre de dos chicas) intentó escapar y fue asesinado a quemarropa en el medio de la calle, a plena luz del día.
Hace ocho años, aproximadamente, Olga Naum volvió a sufrir un golpe brutal, demoledor: uno de sus nietos murió en un accidente con un ascensor. Eso la destruyó. De pronto, cerró todo y se dedicó a su casa, a su familia.
El 16 de diciembre, hace apenas dos semanas, Olga Naum festejó los 50 años de su matrimonio con el prestigioso abogado Emilio Salgado. Sus “Bodas de Oro”. Hicieron una reunión en su piso de Recoleta, con sus familiares e íntimos. Asistieron sus dos hijos varones, Sebastián Emilio y Ezequiel Emilio. Brindaron y recordaron buenos momentos, lo que se suele hacer en estas ocasiones. Nada, ningún indicio, presagiaba el trágico final.
Tres días después del encuentro, una nueva tragedia volvió a golpear a su familia. El hecho se grabó en la sección Policiales de los diarios. Ocurrió durante la madrugada del 19 de diciembre en el establecimiento rural San José, propiedad de la familia Salgado, a unos 40 kilómetros del caso urbano de Saladillo, durante el ensayo de una banda de rock.
Joaquín Salgado, nieto de Olga Naum, integrante del trío, irrumpió en el ensayo con un arma de fuego y, sin motivos aparentes, disparó contra sus amigos. Hirió de muerte a Lorenzo King, hijo de la concejala del Frente de Todos Silvina Costignola, y acertó en el barzo de Tomás Santopolo, hijo de la fiscal Patricia Hortel.
Ezequiel Emilio Salgado, padre de Joaquín e hijo de Olga Naum, fue a buscar asistencia médica. Padre e hijo fueron detenidos. El joven, por el homicidio y la tentativa de homicidio; el mayor, por la tenencia y portación ilegal de arma de guerra, ya que en su camioneta llevaba un revólver Smith & Wesson calibre 38.