Paco Cabezas y Nerea Barros forman el tándem perfecto para la adaptación de la novela de Carmen Mola, cuyos primeros capítulos ya están disponibles en la plataforma.
Por Juan Silvestre
Para Fotogramas
Adaptar un fenómeno literario se ha convertido en una práctica habitual en nuestro audiovisual. Sin embargo, no vale todo y no todas entrañan la misma dificultad. En el caso de ‘La novia gitana’, Paco Cabezas se enfrentaba a un doble reto: por un lado, mantener su identidad autoral; y, por otro, “satisfacer” a los millones de lectores del fenómeno literario, con las garras fuera desde que se anunció un proyecto que va a tener tantos detractores como defensores. Nada fuera de lo común. El riesgo habitual que conlleva poner caras a personajes que llevan tanto tiempo en el imaginario colectivo.
Pero podemos decir que ‘La novia gitana’ no solo aprueba, sino que saca nota. Paco ha rodado una serie oscura, sin concesiones, como su cine. Y eso es justo lo que necesitaba el proyecto. Alguien con su experiencia y que no se dejara cortar las alas. Que mostrara la violencia, la sexualidad, la raza… Y ahí ha sido fundamental encontrar una cómplice como Nerea Barros. Ella encarna a la perfección a la Elena Blanco de la saga. Y no solo eso. La hace crecer. Ahí está el mérito. La actriz ha tenido la habilidad de extraer oro de un material, digamos, complicado. Hablamos de la novela, sí. Ojo que no le quitamos mérito. Pero es cierto que, en esta ocasión, y como ya ocurrió con otras series com0 ‘El tiempo entre costuras’, la adaptación supera a su original.
El sello Cabezas
Arropan a Nerea un grupo de actores que, como ella, elevan los personajes. Inmensa y conmovedora Mónica Estarreado; precisa y acertadísima la composición que consigue Lucía Martín Abello con su Chesca; grandes Darío Grandinetti, Francesc Garrido, Ginés García Millán, Ignacio Montes, Mona Martínez y Moreno Borja. Pero, muchas veces, un reparto afinado y en estado de gracia no es suficiente. Y ahí radica la grandeza de una serie como ‘La novia gitana’. Paco Cabezas ha sabido transformar la historia y hacerla suya con un sello autoral que convierte cada capítulo en una de sus películas. Un estilo depuradísimo de un director que crece con cada nuevo trabajo con una coherencia que hace trascender las historias.
Gran acierto también ampliar el universo de la novela siéndole, al mismo tiempo, fiel e infiel. La serie se engrandece a través de elementos que, aunque no aparecen en el libro, encajan a la perfección como una pieza más del puzle. Con la ventaja, además, del recorrido que tendrá gracias a las tres continuaciones editoriales de la historia: 'La red púrpura' (ya confirmada también para televisión); 'La Nena' y 'Las madres'.
Bienvenidos, pues, al oscuro y bello universo de una de las series más potentes de la temporada.