La película, dirigida por Stéphane Brizé, tuvo su estreno internacional en la última edición del Festival de Málaga.
Por Manu Yañez
Para Fotogramas
Después de retratar el drama del desempleo en 'La ley del mercado' (2015) y la lucha sindical en 'En guerra' (2018), Stéphane Briz concluye su trilogía del trabajo con 'Un nuevo mundo', en la que un empresario honesto (Vincent Lindon) debe enfrentarse a una jungla corporativa global, a un matrimonio en crisis y al trastorno psicológico de su hijo. Un aciago entramado narrativo que el cineasta francés convierte en una fábula moral sobre el combate de una familia contra la fuerza deshumanizante del capitalismo.
Reconocido como un heredero sensible del espíritu contestatario de Ken Loach, Briz aprovecha la ocasión para reivindicarse como algo más que un artesano del cine social. De hecho, los mejores pasajes de 'Un nuevo mundo' le deben menos al guion que al trabajo de puesta en escena, que lleva la película hacia la contemplación del trabajo de un actor, Lindon, en la cima de su arte. Pocos intérpretes son capaces de convertir una simple escena de transición –cuando, por ejemplo, el protagonista revisa atribulado una monta a de papeleo burocrático– en un momento revelador, cargado de drama y significación.
Para fans del cine social más afectivo.