Se cree que hay cerca de 9.000 cuerpos enterrados allí. Se suman a las que se hallaron en otras ciudades.
Son los ojos de los satélites los que impiden que los muertos de Mariúpol sean tragados por una montaña de tierra sin cruces, sin lápidas y sin memoria.
Son las nuevas imágenes proporcionadas por Maxar Technologies las que se convierten en lastimosos testigos de la matanza.
Gracias a ellas se sabe que miles de cuerpos, hasta 9 mil, según la administración local, están enterrados en fosas comunes en Manhush, 20 kilómetros al oeste de la ciudad.
Un gran cuadrado de tierra desnuda, rectángulos de tierra suelta uno al lado del otro, excavados sistemáticamente.
Cada hoyo, escribió el diario The New York Times, mide poco más de 3 metros por casi 2. Suficiente para contener varios cuerpos cada uno.
Las primeras filas aparecieron en la segunda quincena de marzo, el 6 de abril las imágenes mostraron otros 200 hoyos recién excavados que ocupan poco más de 4.000 metros cuadrados, mientras la locura de los rusos se ensañaba con los civiles, asesinados y llevados en los camiones, según narró el alcalde Vadim Boychenko, quien citó testimonios de los que aún estaban vivos.
Fueron recolectados en diferentes puntos de la ciudad, encerrados en bolsas plásticas, sin nombre, sin fecha.
El horror, en cifras
Hasta 22.000 residentes de Mariúpol pueden haber muerto desde el inicio de la ofensiva, según un balance provisional. Y el área elegida por los rusos, muestran los satélites, todavía queda mucho espacio para excavar.
Al principio los abandonaron en la calle a toda prisa. Luego comenzaron a quemarlos en crematorios móviles. Otros los han arrojado a hoyos improvisados. Pero los cuerpos de los civiles asesinados ya son demasiados. Y entonces los rusos empezaron a cavar fosas comunes en fila, dispuestas para aprovechar al máximo el espacio.
Con un carácter sistemático que evoca imágenes de otros exterminios.
Las acusaciones de crímenes de guerra contra Moscú continúan acumulándose junto con más y más pruebas, especialmente las descubiertas tras la retirada de las fuerzas rusas de la región de Kiev.