Además de tristeza y desánimo, puede generar problemas físicos.
Por Norberto Abdala, en el diario Clarín
Pregunta: Me preocupa mi hermano de 29 años: vive solo, no tiene amigos ni novia, trabaja on line solo en su casa y cada dos por tres se enferma y tenemos que correr a ayudarlo. Se enoja mal y a veces nos echa cuando le decimos que tiene que socializar y ver gente ¿Qué podría hacer para cambiar?Jimena S. de G., Castelar.
En la época actual aumenta cada vez más el número de personas que se sienten solas, aisladas e incomunicadas emocionalmente, aunque pueda parecer paradójico en virtud de la explosión de medios de comunicación que facilitan la interconexión entre los individuos.
Ya Aristóteles postulaba que el hombre es, por naturaleza, un animal social y que la interacción con los otros resultaba imprescindible para su despliegue y desarrollo personal, social y cultural.
No cabe duda de que si algo le da sentido a la vida es el encuentro humano. Un individuo puede carecer de bienes materiales, trabajo, lujos o incluso de salud pero si tiene vínculos afectivos estrechos, su vida no carecerá de sentido. Por el contrario, quienes tienen todas las comodidades materiales pero carecen de relaciones afectivas su vida puede resultar vacía.
Sin embargo, también vale mencionar que la capacidad de estar solo, si es voluntaria y transitoria, es útil al permitir, en mayor o menor medida, un mejor autoconocimiento personal.
Mientras que la soledad es la sensación subjetiva de tener menos afecto y cercanía de lo deseado en el ámbito de relaciones íntimas, el aislamiento social es la situación objetiva de no contar con los mínimos contactos necesarios con otras personas.
La soledad prolongada genera vivencias de vacío, tristeza, desánimo y la imperiosa necesidad de ser reconocido, valorado, necesitado o amado por alguien. Peor aun si la soledad implica una estigmatización propia que implica admitir que se ha fallado en los ámbitos clave de la vida, como son la pertenencia, el amor o el apego.
Muchas investigaciones confirman que la conexión humana está en el centro del bienestar y de la salud humana. Simon Cole –del Centro de Psiconeuroinmunología de la Universidad de California– afirmó: “Demostramos que el impacto biológico de la soledad se mete dentro de los procesos internos más básicos del organismo, en la actividad misma de nuestros genes…
Nos topamos con que los cambios en la expresión de los genes dentro de las células relacionadas con el sistema inmune se vinculan de manera específica con la experiencia subjetiva que las personas tienen de su soledad. Y estas diferencias son independientes de otros factores de riesgo como el estado de salud, la edad, el peso o el uso de medicamentos…
Los resultados no dependieron ni dependen de a cuánta gente conoce alguien, sino de a cuánta gente alguien siente cerca suyo en determinado momento”.
Qué problemas puede generar
Otra investigación (L. Jaremka del Institute for Behavioral Medicine Research de la Universidad de Ohio, EE.UU) demuestra que la soledad puede generar problemas de salud, incluyendo diabetes, enfermedad coronaria, úlcera gástrica, trastornos intestinales, dolores de cabeza.
También artritis, obesidad, hipertensión, depresión, enfermedades autoinmunes e, incluso, muerte prematura ya que genera la exagerada producción de proteínas pro-inflamatorias y el incremento de hormonas que dañan al sistema inmunológico y lo tornan vulnerable.
La soledad y el aislamiento social se están convirtiendo en una epidemia en la cual cada vez más se reconocen sus dolorosas consecuencias a nivel físico, mental y emocional.