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Los 7 hábitos de la gente "altamente efectiva"

Pasan los años y este libro de Stephen Covey sigue siendo un best-seller. En él, podemos aprender todo lo que se necesita para ser una persona efectiva, productiva y capaz de diagramar la vida que se desea.

08/08/2021

El libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, de Stephen Covey, fue publicado en 1989 y sus ediciones se agotaron una tras otra.

El autor, fallecido en 2012, ha sido una autoridad internacionalmente respetada en materia de liderazgo, profesor, consultor de organizaciones y escritor. Dedicó su vida a enseñar una forma de vida y de liderazgo basada en principios para construir tanto familias como organizaciones.

En esta obra, ha condensado su experiencia para convertirnos en personas efectivas, sin importar el punto donde te encuentres hoy. Se trata de 7 hábitos a entrenar, sostenidos en el tiempo, para alcanzar los objetivos de alta productividad y eficiencia personal y profesional.

El primer hábito de la gente altamente efectiva es ser proactivo

El primer paso es fundamental y está en lo que Covey llama “victoria privada”, porque dependen exclusivamente de vos. El autor asegura que existen dos posturas ante la vida, la gente reactiva y la gente proactiva. Las personas consideradas reactivas actúan en relación con una cuestión externa, están constantemente esperando y respondiendo a estímulos externos. Esta manera de actuar nunca encuentra satisfacción porque todo el tiempo está siendo empujada.

Por otro lado, existe la gente proactiva. En cuanto vos lo decidas, podés comenzar a ejercer la completa libertad que tenés sobre tu ser, actuar con una identidad propia para activar un motor interno que alimente todas tus decisiones.

Para ser una persona proactiva vas a tener que tomar la completa responsabilidad de tu vida y actuar desde una perspectiva donde vos tenés el control.

El autor menciona que hay dos tipos de esferas psicológicas donde podés habitar: el círculo de influencia o el círculo de preocupación.

  • El círculo de preocupación está lleno de todas las cosas que te importan (incluso las que te enojan) pero que no podés controlar.
  • El círculo de influencia está formado por lo que es relevante para vos y además tenés el control para modificarlo.

Por ejemplo, estás viendo en las redes sociales que hay muchos problemas en el mundo. En la gran mayoría de los casos, no hay mucho que puedas hacer al respecto, hay demasiada información que sólo puede crearte una preocupación inútil que afecta tu capacidad de apreciar la vida.

La visión proactiva radica en concentrarse la mayor cantidad del tiempo en el círculo de influencia donde vos tenés la capacidad de influenciar el resultado, por ejemplo, tu estado financiero depende de vos y de tu crecimiento; y si quieres mejorar este aspecto de tu vida, es tu responsabilidad comenzar a crear una estrategia que te dé los resultados que estás buscando.

La mente proactiva se pone a funcionar cuando está alimentada por tu visión y tus objetivos en lugar de reaccionar a tus problemas y frustraciones.

El segundo hábito: empezar con un fin en mente

Al desarrollar tu proyecto de vida, tenés que hacerte muchas preguntas para saber qué es lo que realmente querés. Necesitás comenzar con una visión, es decir, una imagen mental que represente lo que quieres conseguir con tu vida. Entre más clara y significativa sea esa visión más fácil te será caminar hacia ella. Para conocer qué camino tomar, hoy mismo debés tener una idea clara hacia dó

nde querés llegar.

Para comenzar a entender dónde estás actualmente, iniciá por crear una visión del futuro que te inspire. Actuá, pensá en tu vida como una obra de arte para saber qué técnica y colores utilizar. Ténes que estructurar una idea clara de cómo se verá al final el panorama completo.

El tercer hábito es establecer primero lo primero

Este es el punto cuando podés comenzar a desarrollar un plan de acción detallado y luego lo ejecutarás de la mejor manera que te sea posible. Aquí es tiempo de comenzar a administrar tu día a día.

El primer hábito, como has leído, consiste en elegir tomar la responsabilidad; el segundo hábito se forma al crear una visión ideal de tu futuro, y este tercer hábito consiste en aterrizar esa visión a la realidad y comenzar a construirla.

Para ponerte un ejemplo, imaginá que querés construir una casa. El primer hábito te lleva a tomar la decisión de empezar, el segundo hábito se enfoca en desarrollar los planos de esa casa y a imaginarla y crearla con todo detalle. Cuando tengas todo bien claro en tu mente, es tiempo de construir. El tercer hábito es comenzar a formar los cimientos de la casa y colocar los ladrillos para levantar los muros.

Tus principios y valores tienen que ser prioridad en esta etapa de tu desarrollo, por esa razón es fundamental que empecés a estar consciente de la administración del tiempo disponible.

Stephen Covey retoma la Matriz de Eisenhower, que propone un modelo de cuatro bloques, donde se ubican tus actividades en función de la urgencia y la importancia:

  • En el primer cuadrante, se encuentran las actividades urgentes que son importantes, esto está relacionado a tus prioridades más inmediatas. Actividades que tenés que realizar de manera prácticamente obligada, por ejemplo, resolver una crisis, los pagos, los proyectos con una fecha límite.
  • En el segundo cuadrante, se encuentran las actividades que no son urgentes pero que son importantes para tu visión. Aquí está lo relacionado a tomar decisiones para avanzar en tu proyecto. Por ejemplo, lo relacionado a la lectura, al aprendizaje, al planeamiento, a construir relaciones, a buscar nuevas oportunidades. Todo lo que esté relacionado a seguir mejorando.
  • En el tercer cuadrante, se encuentran las actividades que son urgentes, pero no son importantes, es decir, las interrupciones que surgen, las reuniones innecesarias, la pérdida de tiempo y foco en lo esencial, y en general todo lo externo que demanda tu atención, aunque no sea importante para tu proyecto de vida. La clave aquí es aprender a delegar en forma efectiva.
  • Y el cuarto cuadrante está formado por las actividades que no son ni urgentes, ni importantes. Este cuadrante puede destruir tu vida. Este es sólo de escape y contiene todos los hábitos que no nos sirven para construir la vida que querés, las distracciones que realizás cuando estás aburrido; es tiempo desperdiciado en relación con la visión que querés construir. Se trata de eliminar esas distracciones e interrupciones innecesarias.

Observado este modelo, Covey propone que crees un horario que esté alimentado de actividades importantes, es decir pasar al menos 50% de tu tiempo en las actividades que consideres que se encuentran en el cuadrante uno y dos e ir eliminando la mayor cantidad de actividades en los cuadrantes tres y cuatro.

Recordá comenzar despacio y poco a poco ir administrando tu tiempo en función a lo que es más importante para vos.

Escalando hacia la efectividad

Regresando a los 7 hábitos de Covey, una vez que hayas dominado los primeros 3 hábitos puedes continuar con los siguientes 3. Estos hábitos entran en la categoría de “victoria pública”, es decir que una vez que hayas aprendido a lidiar contigo mismo vas a poder comenzar a ejercer habilidades de liderazgo hacia otras personas.

La idea básica es que, cuando te conviertas en un individuo que tiene la habilidad de construir una visión y comprometerse con ella, podrás eventualmente inspirar a otros a que te acompañen hacia una visión conjunta.

El cuarto hábito es pensar en ganar-ganar

Al desarrollar los hábitos para lograr una “victoria privada” (para ti mismo) entendiste lo que requerís para poder ganar de manera individual, ahora el siguiente paso es crear situaciones donde todas las personas que están involucradas contigo puedan ganar.

De cierta manera, estamos acostumbrados a paradigmas destructivos en donde alguien tiene que perder para que otro pueda ganar, esta es la vía fácil. Muchas relaciones están cargadas de manera muy despareja hacia un lado. Con este nuevo paradigma, en lugar de acercarte a una actividad con la intención de sacarle el mayor beneficio para vos, buscás una manera donde ambas partes puedan salir beneficiadas.

Al final eso te ayudará a construir relaciones muy poderosas donde la confianza es lo que los une.

El quinto hábito es procurar primero comprender y después ser comprendido

Aprender a escuchar es una de las habilidades más importantes que puedes desarrollar. Será imposible crear una relación si no tienes esa capacidad. La clave para saber escuchar es evitar el deseo de interrumpir a la otra persona y en lugar de eso mantener una profunda curiosidad para intentar entenderlo.

El querer comprender a una persona va a requerir esfuerzo y consideración de tu parte y, por otro lado, hacerte entender requiere valentía y precisión para decir lo que realmente piensa.

La empatía, esa increíble habilidad que poseemos los seres humanos para intentar entender el punto de vista de alguien más cuando estás buscando resolver un problema, es de suma importancia.

La comunicación nos permite llegar a una solución a través de la capacidad de escuchar y compartir información. Uno de los peores hábitos que tenemos es querer ofrecer soluciones a problemas que no terminamos de escuchar, y esto puede afectar tu comunicación y poner en riesgo tu relación. Con esto en mente, es importante que primero recolectes la mayor cantidad de información para comprender a alguien y luego, cuando tengas una visión más clara, podés contribuir con una solución exitosa.

El sexto hábito es utilizar la sinergia

Aquí es cuando lográs coexistir con grupos de personas efectivas. Tus relaciones personales y profesionales están basadas en la confianza y la responsabilidad. Al lograr este punto, te rodeás de gente que busca soluciones creativas, de manera conjunta. Así, a través de la cooperación entre individuos podrás conseguir cosas mucho mayores.

En este punto, entendés que hay cosas que no sabés, y también entendés tus propias limitaciones; sin embargo, sos capaz de encontrar personas que ayuden a trascender esas limitaciones y abarcar un área de influencia más amplia. El concepto principal de este libro es que puedas celebrar que todos somos diferentes.

Existe una gran diversidad de talentos, ideas y habilidades, y por eso mismo el trabajo en equipos de individuos efectivos siempre traerá mejores resultados.

El séptimo y último hábito es afilar la sierra

Para terminar este ciclo que propone Stephen Covey, necesitás concentrarte. Esforzarte en seguir mejorando cada día, con eje en la perseverancia que te permitirá desarrollar constantemente todos los aspectos de tu vida. El autor describe esta parte como un proceso de autorrenovación equilibrada que se compone de cuatro partes complementarias y conectadas entre sí.

Son 4 dimensiones importantes que tenés que alimentar constantemente: la parte física, es decir todo lo relacionado a tu cuerpo, como la nutrición y el ejercicio; la parte mental, por ejemplo, leyendo, meditando y planeando objetivos; la parte social, el servicio que ofrecés a otros, la confianza y tu empatía; y la parte espiritual, que está relacionada a tus valores y a tu centro más profundo.

Cuando logrés dedicarles tiempo a estas cuatro partes, podrás vivir en un estado de constante crecimiento donde muy pronto observarás los beneficios a tu alrededor y entrarás en un estado de mayor plenitud y satisfacción.

Revisar tus victorias

Esta última costumbre completa el paradigma de los 7 hábitos de Steven Covey: al principio comenzaste con la “victoria privada” que consistía en: uno, ser proactivo; dos, empieza con un fin en mente; y tres, establece primero lo primero.

Al terminar esta etapa inicial, podés comenzar a explorar la “victoria pública” formada por: cuarto: piensa en ganar-ganar; quinto, procurar primero comprender y después ser comprendido; y sexto, utiliza la sinergia.

Al establecer esos seis poderosos hábitos, es tiempo de ir renovando tu forma de ser y hacer en el mundo, tiempo de seguir creciendo, aprendiendo y mejorando cada día. Claro está: siempre mantendrás presente la intención de aplicar el hábito siete (seguir afilando la sierra) y creando un sistema en tu vida que te permita seguir tomando las mejores decisiones para vos, pensando en apoyar y beneficiar a todo el grupo de personas que te rodea.