En la serie basada en hechos reales producida por UNSE TV, actuaron de mamás que tenían a sus bebés internados. En la vida real les tocó pasar por lo mismo. ¿La lactancia era como en el guion? ¿Recordaron su papel cuando les tocó dar el pecho por primera vez? ¿Conocieron un lactario?
En 2017, el canal universitario UNSE TV estrenó la miniserie “En el lactario”, una ficción que relata en primera persona las historias de cuatro mujeres que, aún con sus diferencias, tienen algo en común: van diariamente a un lactario a extraerse leche materna para dejarle a sus bebés, internados en neonatología.
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La serie está basada en hechos reales, que forman parte de la vida de su directora, Karime Nassif López. Fue producida por Antonella Rago Greco y las mujeres que fueron las actrices dando vida a esas historias son Alejandra Carreras, Eliana Sorroche, Fernanda Pulvet y Luciana Cano.
Decidimos buscarlas porque la mayoría de ellas interpretó un papel que en la vida real no habían conocido aún: la maternidad; y ahora son madres. ¿La lactancia era como lo planteaba la serie? ¿Se acordaron del papel que hicieron cuando les tocó dar el pecho por primera vez? ¿Conocieron un lactario?
Producir contenido local y sensible desde una mirada educativa
Como productora, UNSE TV forma parte de la Red Nacional Audiovisual Universitaria (RENAU), red que nuclea canales y productoras de todas las universidades nacionales del país y prioriza contenidos sensibles a las poblaciones locales de cada zona. “Karime nos acercó su historia, fue una temática muy sensible”, recuerda Antonella Rago, refiriéndose a que además los contenidos que producen deben tener una base que se corresponda con las disciplinas académicas que se enseñan y estudian en la universidad. En este caso, la Universidad Nacional (con la Facultad de Ciencias Médicas en plena gestión aún), contaba con la licenciatura en Obstetricia, Enfermería y Trabajo Social y desde esas facultades colaboraron en la confección de la serie con el asesoramiento y como promotores de salud.
“Fue un gran desafío porque si bien son capítulos cortos, al ser una ficción implica un despliegue de recursos humanos, tecnológicos, económicos y artísticos que muchas veces no tenemos. En ese caso primó mucho el compromiso, y la motivación, también. Fue una idea que tenía una implicación personal muy alta para Karime, y eso fue el motor”, resalta la productora general de la serie, sin dejar de aclarar la mirada educativa del proyecto: “Es un historia de ficción que se puede mostrar en las escuelas y generar debates sobre lactancia y sobre políticas públicas relacionadas a la temática, y también sirve como difusión de carreras, por ejemplo. Da elementos que se pueden expandir en una infinidad de debates y diálogos que hacen a la formación académica, promoción de salud y toma de conciencia de profesiones que están involucradas en la salud”.
Contar el dolor para sanar lo vivido
Karime fue en la vida real una mamá joven que por una complicación de salud, su bebé recién nacido tuvo que ser internado, y ella conoció el lactario del Hospital Materno Neonatal "Ministro Dr. Ramón Carrillo" en el que estaba, en la provincia de Córdoba.
“No sabía nada de cómo sacarme leche ni de nada. Fue todo nuevo y estresante. Canalizar por el arte fue una manera de sacar y sanar todo lo que tenía atragantado”, comienza su relato de aquellos duros tiempos, en diálogo con Diario Panorama.
“Viajamos, lo internan y al segundo día una enfermera me sugiere ir al banco de leche, no tenía idea de nada. Entré y recuerdo que había muchas mujeres, era entrar a un mundo donde todas éramos iguales: teníamos el mismo miedo y las mismas esperanzas”, continúa, recordando en detalle todo lo vivido en aquel lugar sobre el que después trabajó.
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Karime no estaba sola en el lactario. Allí conoció mujeres con las que “hacían terapia”, entre ellas, a pesar de sus diferencias, encontraban la contención que toda madre necesita cuando se encuentra separada de su bebé, por cuestiones de salud. “Son heroínas para mí”, afirma.
Karime era maquilladora en UNSE TV y una tarde le comentó a Antonella sobre el proyecto que estaba trabajando para una obra teatral, su género, pero no terminaba de encontrarle la forma. Así, adaptaron la obra al formato audiovisual y con mucho esfuerzo de un gran equipo nacieron los 4 capítulos de En El Lactario.
“Fue un honor y un mundo nuevo para mí también, como productora y realizadora audiovisual. Las chicas entregaron todo su talento en la actuación. Mi hermana Anabelle Nassif López hizo el guion con todo lo que yo le iba contando y así hicieron que todo lo que yo había vivido pueda sacarlo de mi pecho y transmitirlo. Estoy muy orgullosa de lo que se hizo”, concluye sobre la experiencia.
De la ficción a la vida real: ser madres y lactar
A diferencia de las demás, Fernanda, protagonista del capítulo 4, en el que Susi pierde a su bebé, ya era mamá de un niño de 4 años en aquel tiempo, y sin embargo, comenta, “No tenía idea de qué era un lactario ni un banco de leche, lo conocí en la serie, de la mano de Karime, cuando me empecé a informar sobre el tema para actuar”.
Fernanda interpretando a Susi
“Tuve suerte en relación al capítulo. Mi personaje no tuvo un final feliz. Fue muy fuerte y hermoso participar de eso, porque pude desarrollar mejor la empatía con respecto a la maternidad, entender que no todas las maternidades son iguales y no todas corremos la misma suerte”, recuerda sobre su experiencia.
Eliana interpretó a Paula, una madre adolescente de 16 años, y a diferencia de su papel, tuvo a su hijo a los 27. Luciana estuvo en el papel de Sofía, y al igual que en la serie, ambas vivieron en carne propia lo que es tener a sus bebés internados en una neo y conocieron el lactario.
Eliana interpretando a Paula
“Las situaciones que pasé me hicieron revivir muchas cosas de la serie”, comienza Eliana, quien tuvo una cesárea de emergencia, y su bebé que nació a término debió quedar en observaciones unos 7 días. “La serie me marcó mucho, mi capítulo se llamaba “Llorando fuerte” y eso fue lo que hice esa semana, por verme lejos de mi bebé. Yo que me había preparado, había leído un montón sobre la hora sagrada y cómo ponerlo en mi pecho, y no pude, me sentí muy mal, pero entendí que por una emergencia debía esperar”, recuerda.
“Al tercer día recién pude darle leche y tuve que ir al lactario del hospital, me encontré con chicas con distintas realidades y conocí muchas historias. Ahí también me acordé de la serie: todas con cofias, barbijos, contando su día a día, compartiendo y apoyándonos”, continúa sobre lo que vivió en el hospital Roque Sáenz Peña, en Rosario. “Mi bebé era grande, había muchos prematuros; lo nuestro era nada y yo me quería morir, no me imagino cómo se sentían esas mamás que estaban ahí hace meses. A veces pensamos que lo peor es el parto, pero hay otras cosas, se te desdibuja el mundo cuando lo ves todo intubado y te dicen que no lo puedes tener, alzar, dar la teta”, finalizó, no sin mencionar el apoyo y la contención que tuvo por parte del equipo médico del lugar, que le informaron y le enseñaron técnicas que la ayudaron en sus primeras prendidas.
Por su parte, a Luciana le tocó conocer el lactario con su segundo bebé. “Apenas nació quedó internado 11 largos días en la neo, ha sido muy fuerte, la mayorías de las escenas de la serie se repetían en esos días, pero esta vez no como Sofía sino que era un poco de todas las historias”, comienza recordando.
Luciana, como Sofía
“Quiero resaltar que en ese momento de mayor miedo y estrés, estar recién operada y tener que ir cada 3 horas en pleno verano santiagueño, jamás sentí presión por parte de las enfermeras en cuanto a la lactancia. A veces no llegaba a producir lo suficiente y ellas percibían mi angustia y frustración y si era necesario le daban una mamadera con fórmula”, dice Luciana sobre algo que es muy importante también, porque hablar de los beneficios de la lactancia materna no es igual a demonizar la leche de fórmula.
“A pesar de estar a favor de la lactancia, creo que hay discursos que revisar. Es muy dura la presión de dar la teta y vincular la lactancia con el amor a los hijos, cuando hay muchas mujeres que pasan por diferentes circunstancias de salud, laborales, y se les dificulta dar la teta, o dar lactancia exclusiva y aún así construyen vínculos hermosos con sus hijes”, resalta. “Creo que el discurso en cuanto a la lactancia debe considerar no solo la salud y bienestar de les niñes sino también la de sus madres puérperas y sus múltiples realidades, un discurso más amoroso y sororo y no uno que sume angustia y frustración”, finalizó.
Alejandra interpretó a una joven madre de su mismo nombre, que en situación de pobreza y por ser víctima de violencia por parte de su pareja, decide quedarse día y noche en el lugar donde está internada su bebé.
Alejandra
“En el momento de la grabación yo aún no había sido madre y ni siquiera lo proyectaba. Ahora que lo vuelvo a ver, ya madre de Amaru de 4 años, y esperando a mi segundo hijo Rumi, me doy cuenta que no llegué a dimensionar la fuerza de aquella Alejandra de ficción, atravesando en soledad semejante situación en el momento más duro que nos toca vivir a las mujeres que es el puerperio. Hoy en día no me imagino transitar eso sola”, comienza.
“Pienso que esa Alejandra de ficción quizás se sostiene gracias al apoyo de las demás mujeres que están ahí, peleando cada una su propia batalla, tejiendo entre ellas una red de sororidad de la que quizás no son conscientes. Todas puérperas, enfrentando circunstancias que nadie que no haya pasado por ello podría siquiera imaginar, pero dispuestas sin embargo a sostener a sus compañeras con las pocas fuerzas que les quedan. Por eso, desde la Alejandra que soy hoy, habiendo transitado esa etapa desde un lugar de privilegio totalmente diferente al de la serie, vuelvo a ver En el lactario y me emociono hasta los huesos”, continúa sobre la sensibilidad que genera volver a ver la serie, habiendo atravesado la maternidad.
Finalmente, Alejandra cierra su relato agradeciendo “a las personas que la pelean desde hace años para que el sistema avance en la asistencia y acompañamiento de estas madres que no tienen la suerte de tener toda una tribu que las contenga en ese momento tan especial, que es hermoso pero a la vez muy difícil. Se ha avanzado mucho en este sentido, aunque aún falte un largo camino por recorrer hacia ese mundo ideal en el que todas las mujeres tengan un lactario a disposición en las instituciones o lugares de trabajo a donde tengan que asistir, o para ese mundo ideal en el que la mujer no sea señalada o mal vista por dar la teta en donde sea”.
En síntesis, la unión hace la fuerza
Todos los relatos tienen puntos en común: el reconocimiento de que el apoyo y la contención entre mujeres es fundamental para atravesar situaciones difíciles, como tener a un bebé internado y tener que luchar día a día por sostenerte en pie, con la presión de saber que además hay que alimentarlo.
Como dijimos en notas anteriores, dar la teta, lactar, no es fácil y no se trata sólo de poner el bebé en el pecho a que succione. Incluso hacer eso es complicado, los pechos duelen, pueden lastimarse y producir mastitis, y esas cosas hay que contarlas para que se valorice a la mujer que aún con un hijo internado, una operación sin cicatrizar y viviendo lejos de su casa, pueda hacerlo.
La familia, los amigos, la tribu van a tejer esa red de sostén que toda mujer debe tener para poder tener, criar y alimentar seguras a sus bebés. Y son necesarias siempre, cualquiera sea la realidad desde donde les toque vivirla.
Los cuatro capítulos de la serie En el Lactario pueden verse en YouTube haciendo click aquí.