Soledad Quereilhac dijo que no tiene potestad para ofrecer vacunas a nadie.
Luego de que la escritora y ensayista Beatriz Sarlo declarara ante la Justicia que quien le ofreció la vacuna contra el coronavirus fue la esposa de Axel Kicillof, Soledad Quereilhac, a través de un intermediario -el editor de Siglo XXI, Carlos Díaz- la primera dama bonaerense publicó un texto como defensa y negó tener vínculo alguno con la literata.
A través de su perfil en Facebook, Quereilhac señaló que no tiene “la potestad de ofrecer vacunas a nadie”, pues no integra el equipo de gobierno que encabeza su marido, y destacó que ni ella ni ningún familiar recibió la vacuna contra el coronavirus. “No fomentamos ni participamos de ningún privilegio ni de ningún trato ‘vip’ (siglas de una tontería innegable, además)”, escribió.
Quereilhac destacó que no tiene trato personal con la ensayista desde 2004, cuando Sarlo renunció a su cargo de docente en la Facultad de Filosofía y Letras la UBA. “El único contacto que tuve con Sarlo en estos casi veinte años es a través de sus libros”, sostuvo.
Puntualmente, sobre la denuncia que la responsabiliza como quien ofreció la inoculación a la escritora, dijo: “Si nadie de mi círculo se vacunó, si ni yo misma me vacuné, dado que –como señalé más arriba– jamás pasaría por arriba de los derechos de los demás, ¿por qué le ofrecería la vacuna a Beatriz Sarlo, persona con la que no tengo ningún trato ni vínculo? La acusación carece de lógica, además de no tener sustento ni basarse en pruebas”.
Según narró Quereilhac, a fin de enero de este año, el gobernador Kicillof comenzó a diseñar una campaña con una lista de referentes afín de promocionar la vacunación, algo que catalogó como “de carácter totalmente público, que fue anunciado en muchas conferencias y entrevistas”. “La propuesta fue clara y transparente: hacer de la vacunación un acontecimiento público, sacarse una foto, divulgar la confianza en la vacuna”, dijo.
En este contexto es que Quereilhac, según detalló, ayudó al Gobernador con posibles nombres para esa lista. “Como trabajo en el ámbito de la cultura y la academia, entre los muchos nombres posibles, pensé en el de Beatriz Sarlo, cuyo reconocimiento es indiscutible, al igual que su total ajenidad al peronismo”, dijo, y subrayó: “Ese fue todo mi aporte: pensar junto a mi pareja, la tarde del 22 de enero, personas que también quisieran ‘poner el hombro’ a la vacuna y ayudar a atenuar tanta irracionalidad anticientífica. Jamás se pensó en términos de “privilegio”. Se pensaba en la función social que ese acto individual podía cumplir para el conjunto de la sociedad”.
Esa misma tarde, según narró en su descargo, Quereilhac se contactó con el editor Carlos Díaz, quien se ofreció a consultarle a Sarlo si le interesaba participar de la campaña. “Sarlo rechazó la propuesta al otro día y así nos lo comunicó Carlos Díaz. Todo ese intercambio se produjo por escrito y hoy los correos circulan públicamente. Finalmente, la campaña no se llevó a cabo, por la combinación de dos motivos: la confianza que transmitió el artículo de The Lancet; y la demora en la llegada de vacunas”, sostuvo la mujer de Kicillof.
“Lo cierto es que, para sobreactuar su honestidad, Beatriz Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras en los medios. Habló de propuestas ‘por debajo de la mesa’ y con ello no solo sembró dudas sobre el proceso de vacunación en su conjunto, sino que, sobre todo –y aquí lo más imperdonable–, terminó involucrando en sus mentiras a Carlos Díaz, una persona de bien, respetada y querida por gran parte del campo intelectual argentino”, dijo, y concluyó: “Y de paso, también me ensució a mí, atribuyéndome actos de corrupción y nepotismo que jamás en mi vida cometí. A la luz de su autopercepción como una persona que ‘tiene ética’, solo cabe esperar que se rectifique. Mientras tanto, sigo sin decidirme entre la pena por su enorme torpeza o el desconcierto ante su mala fe”.
Después de haber revelado en los medios que alguien le había ofrecido la vacuna contra el coronavirus “por debajo de la mesa”, la escritora Beatriz Sarlo declaró hoy ante la Justicia que fue Quereilhac quien le hizo llegar la propuesta a través del editor Carlos Díaz. El testimonio derivó en una batería de críticas al gobernador Kicillof que -desde su Ministerio de Cultura- confirmó haber extendido la propuesta a la ensayista.