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A 20 años de la primera emisión de Gran Hermano, la intimidad en el prime time nacional

12 jóvenes lograron pasar un riguroso casting e ingresaron a la casa más famosa de Argentina.

10/03/2021

El 10 de marzo del 2001 un grupo de jóvenes ingresaba a una casa copada con cámaras que exponían a todo el mundo sus propias intimidades. Finalmente el reality de origen holandés se ponía en marcha en Argentina, y a pesar de que su primera emisión no logró los números que esperaba, bastó 24 horas para que esa situación se revirtiera, la televisión cambie y se transforme en un nuevo paradigma al calor de la crisis política y económica que se vivía y avecinaba. Así fue el boom de los realities que provocó Gran Hermano.

Según Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, entonces al frente de la programación de Telefe y responsables de importar el formato que debutó el 10 de marzo de 2001, aquella primera edición significó “un antes y un después en una televisión que reflejaba poco la realidad y la forma de mostrar la intimidad de las personas”.


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Mezcla de experimento sociológico con show televisivo el formato basado en el “Hermano mayor” omnipresente de la novela de George Orwell 1984 ofrecía un voyeurismo explícito que buscaba redoblar la exitosa apuesta de Expedición Robinson, que un año antes había llevado a un grupo de participantes a superar pruebas de supervivencia en una isla desierta.

Conducido por Soledad Silveyra y bajo el lema “la vida en directo”, el 10 de marzo de 2001 Gran Hermano debutó con 20 puntos de rating. El envío, creado en 1999 por el holandés John de Mol abría las puertas de la pantalla para “la gente común” mientras en el prime time figuras como el prestigioso semiólogo Eliseo Verón y el periodista Jorge Dorio analizaban lo que sucedía en “la casa más famosa del país”.

“Cuando Claudio asume la dirección, Telefe era una pantalla de conductores estrellas pero la época empezaba a cambiar y la Argentina real era mucho menos eufórica y más depresiva que lo que mostraba la televisión. Entonces nos propusimos volverla más realista y en consonancia con los cambios que se empezaban a introducir en el modelo televisivo y en las audiencias volverla más empática y Gran Hermano proponía eso: más identificación”, dijo a Télam la periodista Bernarda Llorente, actual presidenta de la agencia nacional de noticias.

Para sintetizar ese innovador formato que atendía al realismo y a la identificación, Claudio Villarruel apuntó: “Percibimos que había ‘algo’ y vaya si había algo con el posterior boom de las redes sociales. La gente no solo quería ver sino que quería mostrarse y la intimidad de los comunes pasó a ser un contenido audiovisual”.

Con una inversión de un millón y medio de dólares, el envío que debutó nueve meses antes del corralito y los estallidos sociales de diciembre de 2001 que pusieron fin al gobierno de Fernando de la Rúa, reunió a 12 participantes que se encerraron en una casa ubicada en la zona norte del Gran Buenos Aires, dispuestos a ser filmados las 24 horas durante más de 100 días, para competir por el premio de 200.000 dólares/pesos.

“Gran Hermano fue la génesis de una nueva modernidad vinculada con la idea de ‘mostrarse’ que luego consolidarían las redes sociales. Cuando hicimos el programa no existían Facebook, Instagram o Twitter, pero sabíamos que ahí estaba el germen de un fenómeno”, sostuvo Villarruel en diálogo con Télam.

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