El padre de la exactriz hizo un comentario en un documental que los vuelve a poner en el centro de la escena.
Los duques de Sussex estaban agotados de los cuestionamientos. El paso atrás en sus funciones como miembros de la familia real británica también fue un "basta" para la crítica desaforada que recibían de los tabloides británicos. La decisión del príncipe Harry y Meghan Markle de irse de Gran Bretaña, sin embargo, no calmó los ánimos y la tormenta continúa.
En los medios británicos y ahora también en los canadienses y estadounidenses –por ser los países destino de los duques– aparecieron en los últimos días las declaraciones de amigos de la pareja que, sin que sean identificados, opinan sobre los motivos que les empujaron a dejar de ser miembros sénior de la familia real. La última se la atribuye la revista People a un amigo de ambos que literalmente afirma que la forma en la que tuvieron que tomar su decisión se debe a que "hay tanta mala sangre en esa familia que es tóxica", en referencia a los integrantes de la corona. "Si las relaciones hubieran sido mejores, las cosas habrían sido diferentes", añade la misma persona.
El pasado miércoles otro artículo en el mismo medio hacía hincapié en que el Megxit (cómo se bautizó en Gran Bretaña a la salida de los duques) se había producido "por amor", y eran otros amigos, también sin identificar, quienes afirmaban que Markle había manifestado que Harry estaba al borde del abismo y que no encontraron otra forma de resolver la necesidad que sentía de poder encontrar su voz y la paz para su familia. El reportaje daba cuenta de algunos detalles de la nueva vida de la familia en Vancouver, la ciudad canadiense en la que se instalaron en una mansión con vistas al mar y protegida de la curiosidad ajena, y afirmaba que la exactriz llamaba a su nuevo hogar "su rinconcito de paz".
Un día antes, el martes, le tocó el turno a la famosa presentadora estadounidense Oprah Winfrey que, sin pelos en la lengua, manifestaba a TMZ que apoya la decisión de Harry y Markle "al mil por ciento". La comunicadora reflexionaba también sobre las poderosas razones que debieron empujar al príncipe a decidir romper con la vida que tenía. "¿Quiénes somos nosotros para juzgar eso?", se preguntaba Winfrey. "Hizo lo que tenía que hacer por su familia. Cuando una persona piensa cuál es la mejor decisión para su familia y luego la toma, ninguno de nosotros tiene derecho a decir nada al respecto", concluía.
La alegría de los canadienses por tener a la pareja de vacaciones en su país durante las seis semanas que se creían de descanso mutó, fustigada por la oposición gubernamental, en opiniones contrarias a que sean los fondos del país los que se encarguen de pagar la seguridad de la pareja y su hijo Archie. El primer ministro, Justin Trudeau, se negó a confirmar quién pagaría la cuenta para proteger a la pareja. Y ese es, precisamente, otro de los puntos abiertos del acuerdo definitivo que el nieto de Isabel II debe cerrar para concretar su nueva situación. El príncipe y su esposa tendrían la intención de utilizar un sistema similar al que emplea el exprimer ministro laborista Tony Blair: reembolsar la protección que precisen en los compromisos comerciales que no tengan que ver con la realeza, según aseguraron varias fuentes a The Telegraph.
Solo 24 horas después de que Harry aterrizara en Victoria, Canadá, para reunirse con su mujer y su hijo, la pareja emitió una severa advertencia a los fotógrafos del país donde van a residir temporalmente. Su determinación de buscas la tranquilidad volvía a estar en peligro después de que se filtraran imágenes de Meghan y su hijo Archie al pasear por un bosque cercano a su residencia en la isla de Vancouver y acompañados de dos miembros de seguridad. Según informa Sky News, los abogados de la pareja afirman que las fotografías se tomaron sin el permiso de Markle y que el fotógrafo que las captó estaba oculto entre unos arbustos. También se reveló que se intentó fotografiarlos con objetivos de largo alcance mientras estaban dentro de su hogar y que los paparazzis permanecen apostados de forma permanente en los alrededores de su nueva vivienda.
No hubo acciones más allá de la advertencia pero en octubre los duques de Sussex ya reaccionaron contra los medios y presentaron una demanda contra el periódico británico Mail on Sunday y su empresa matriz, Associated Newspapers, por uso indebido de información privada en relación a la carta que Meghan escribió a su padre Thomas Markle poco después de casarse. Días después interpusieron otro reclamo legal contra otros dos tabloides del Reino Unido por presunto hackeo de teléfonos.
Thomas Markle fue, precisamente, el último huracán que llegó de nuevo a las vidas de su hija y su yerno. El padre de la duquesa de Sussex protagonizó el miércoles un documental de 90 minutos que emitió el canal de televisión británico Channel 5 en el que compartió fotografías, videos caseros y recuerdos de su hija al mismo tiempo que se prodigó en recriminaciones, previo pago de una cantidad de dinero que no fue pública. Ahora la cadena negocia un precio para venderla a otros canales de televisión estadounidenses.
En el documental, Thomas Markle admite haber recibido en alguna ocasión dinero de su hija, pero considera que se trató de regalos y que solo un par de veces le pidió ayuda económica. También defendió haber recibido dinero por su intervención y la larga entrevista que le hacen en el film: "En este punto me lo deben. Me lo debe la realeza, me lo debe Harry, me lo debe Meghan", dice Markle en la película. "Debo ser recompensado por lo que pasé. Mi hija me dijo que me cuidaría en la vejez y ahora estoy en la vejez, es hora de cuidar a papá".