Suele relacionarse al cáncer de piel con los lunares, aunque no siempre el melanoma se desarrolla en uno de ellos. Una especialista nos comenta sobre el peligro de la exposición al sol, y los cuidados que debemos tomar.
La piel es el órgano más pesado del cuerpo, y como todos los demás, está propensa a contraer enfermedades, sobre todo si no le brindamos la atención y el cuidado necesario.
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común en el ser humano. En los últimos 30 años, más gente ha desarrollado éste tipo de cáncer que cualquiera de los otros; y la principal causa en la mayoría de los casos es la exposición a la radiación ultravioleta del sol.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte se ha relacionado directamente al cáncer de piel con la presencia de lunares en el cuerpo; algo que no necesariamente tiene vinculación. Es decir, el cáncer de piel puede manifestarse de otras maneras y no en un lunar ya existente.
Entonces, ¿qué son los lunares?
Los lunares o nevosmelanocíticos son comunes en todas las personas, y predominan en las zonas expuestas al sol, aunque también pueden localizarse en cualquier parte de la piel.
Por lo general son de color marrón, de bordes regulares y de un tamaño pequeño, menor a 5 o 6 milímetros. Pueden comenzar como una mancha, y con los años hacerse sobresalientes. También pueden perder el color, y en ocasiones, tener pelos. Hasta aquí, lo normal.
El ABC: cuando los lunares pueden convertir en lesiones cancerígenas
Algunos lunares tienen mayor riesgo de transformación en un cáncer de piel, denominado melanoma. Son los nevos atípicos (también llamados displásicos), presentan esta posibilidad.
Esto es así porque suelen ser de mayor tamaño, su forma es asimétrica, tienen varios tonos de color que varían entre el marrón y el rosado, viéndose “raros”; y predominan en el tronco o espalda. También pueden verse aislados, y en ocasiones más de un integrante de la familia los tiene.
Cómo controlarlos
Hay personas que tienen pocos lunares en su piel, como hay muchas otras que tienen el cuerpo cubierto de muchos de éstos. Como siempre, lo importante es conocerse, observarse y autoexaminarse.
Es importante tener memoria de nuestro cuerpo para poder identificar manchas o lesiones nuevas. De la misma manera, si tenemos algún lunar que pueda tener estas características, lo fundamental es hacer el control y el seguimiento de cambios junto a un dermatólogo.
Si bien, los lunares suelen estar ubicados en zonas expuestas del cuerpo, también están presentes en áreas ocultas o de difícil acceso, como las palmas de manos y pies, los genitales, el cuero cabelludo, la boca, las axilas, entre otros.
Es hora de visitar a un especialista...
El enemigo estrella: el Sol
Como dijimos al comienzo, la principal causa del cáncer de piel está relacionada a los rayos ultravioletas del sol; es por esto que debemos tener especial cuidado con los lunares.
El uso de protector solar es indispensable tanto en verano como en invierno, y también en días nublados. Especialistas recomiendan el uso de cremas protectoras con factor +30 en adelante, para evitar que los rayos ultravioletas dañen la piel.
La exposición reiterada e indiscriminada al sol o a las camas solares produce daños acumulables e irreversibles en la piel, que a largo plazo produce un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y finalmente, cáncer de piel. Aquí radica la importancia de cuidar esencialmente los lunares.
Recomendaciones sobre cuidados del sol
La importancia de la prevención
El cáncer de piel es curable en la mayoría de los casos, sobre todo si se detecta a tiempo.
Es por esto que es fundamental el autoexamen frecuente, observarnos y conocer nuestros cuerpos, y ante cualquier cambió o signo que nos llame la atención, acudir al dermatólogo.
Fuente: Doctora Susana Mercado de Scaglione, MP 0443, especialista en dermatología.