Por ejemplo, cuando una persona agrede a otra con golpes de puño; la víctima cae al piso como consecuencia de esa acción, pero muere porque su cabeza golpea contra el cordón de la vereda.
Cuando un sujeto actúa con intención de provocar un daño en el cuerpo de otra persona y causa su muerte, empleando un medio que no debía ocasionar ese resultado, se configura el homicidio preterintencional.
En tal sentido, el Código Penal Argentino establece una pena de reclusión de tres a seis años de prisión, conforme lo establece el articulo 81, inciso b.
Por lo tanto, si bien el agresor tiene la intención de provocar lesiones a la víctima, el medio utilizado no es idóneo como para provocar el deceso de la víctima. Sin embargo, el resultado del ataque es precisamente el fallecimiento del agredido.
A la hora de evaluar el hecho criminal, los operadores judiciales toman en cuenta el dolo del autor, que no era de matar a la otra persona y el medio empleado que, razonablemente, no debía ocasionar el óbito.
Tal situación se produce, por ejemplo, cuando una persona agrede a otra con golpes de puño; la víctima cae al piso como consecuencia de esa acción, pero muere porque su cabeza golpea contra el cordón de la vereda.
El agresor es responsable de homicidio preterintencional porque no tenía intención de matar, ya que el golpe en sí mismo no debía ocasionar ese resultado fatal.