El cantante recordó cómo fue la recuperación después de su enfermedad y del doble trasplante de pulmón de 2017.
El Puma José Luis Rodríguez (76) estuvo invitado en el living de Susana Giménez, donde repasó sus momentos más duros y contó como fue su renacimiento. "Yo morí tres veces, Susana, y tres veces me trajeron de la muerte", comentó el cantante venezolano.
"En 2000 estaba grabando y sentí que mi voz se fue al foso. Algo me estaba pasando. Pero uno se quiere hacer el Superman siempre. Paulatinamente fue mermando mi capacidad de respiración", dijo el Puma sobre los primeros malestares físicos, que terminaron en un duro diagnóstico: fibrosis pulmonar idiopática.
"Esta enfermedad te vuelve un niño de tres años, no tienes fuerza para atarte los cordones, lavarte los dientes", detalló el Puma, que se presentará el 24 de agosto en el Gran Rex.
Rememoró que, hasta el doble trasplante de pulmón al que se sometió en diciembre de 2017, probó de todo. Y que eso hizo que su vida corriera aun más peligro: "No sabes la cantidad de gente que me llama y me dice ‘Yo tengo la cura para eso’. Una vez le hice caso a un pseudomédico. Fui a su casa con un bastoncito, me tuvo en antibióticos por tres meses. Ese tipo me iba a matar".
Hasta que el equipo médico de un hospital en Miami le dijo que no había cura. "Era la primera vez que un tipo de mi edad iba a trasplante. Por suerte los médicos dijeron que sí", expresó sobre la gran decisión.
"He pasado mucho, pero no me quejo. Decidí no quejarme, Dios me sacó de la muerte. Morí tres veces y me trajeron de la muerte tres veces. ¿Para qué quejarme?", continuó su relato. Y remarcó: "Ya sé cómo es el proceso de la muerte".
Uno de los momentos más duros de la entrevista fue cuando recordó el instante exacto en que sintió que perdía la vida, en plena intervención quirúrgica.
"No vi ninguna luz. Pero estaba conciente, escuchaba a los médicos. En un momento me dieron un medicamento. No lo sabíamos, ni los médicos ni yo, pero yo era alérgico a ese medicamento. Mi corazón iba a explotar. Luchaba, había diez médicos, 45 minutos para traerme a la vida. Escuché ‘Hay que entubarlo’... Oré, oré, oré: ‘Dios mío, no me sueltes’. Dios me trajo de la misma muerte. Prohibido olvidar”, dijo al borde de las lágrimas.