El Diablo, campeón con River en cuatro oportunidades, criticó al entrenador riojano.
Roberto Monserrat, más conocido como el "Diablo", dejó un buen recuerdo en River tras su paso entre el 1996 y 1998 ya que consiguió cuatro títulos: Apertura 1996 y 1997, Clausura 1997 y Supercopa Sudamericana 1997.
De todos modos, no quedó con un buen recuerdo de Ramón Díaz, su entrenador. "De él aprendí lo que no se debe hacer en la vida. No en el fútbol, en la vida. Era un tipo muy malo, que se creía que tenía el caballo del comisario y nos tenía a todos atrás. Cuando se despidió Enzo Francescoli de River, limpió a todos. ¿Por qué no lo hizo antes? Porque Enzo lo frenaba y él sabía que Enzo era más capo que él", disparó.
"Éramos 25 o 30 en el plantel y solamente uno o dos le daban bola. En algo fallaba como cabeza de grupo. Los jugadores nos dimos cuenta que teníamos que salir a ganar por nosotros, por el prestigio y la guita. Nos mentalizamos para eso. Él no hablaba con nadie, ni con Enzo ni con Astrada que eran los referentes. Paraba el equipo y nadie le decía nada", agregó Monserrat.
En diálogo con Infobae, también realzó una virtud del "Pelado" y consideró que cambió. "Lo que tenía de bueno era que sabía dar en el blanco con los jugadores que contrataba. Creo que el día de hoy cambió al 100%. Ahora es más humilde, se dio cuenta que el equipo lo es todo", aseguró.
Además, lo culpó por la derrota con Juventus en la Intercontinental 1996 ya que opinó: "Fue un moco del técnico. Con el equipo que tenía, no podés ir a esperar 20 o 25 minutos al rival. Ese fue el plan de él. Nunca habíamos visto un video de ningún rival y ahí sí. No confió en su equipo. Cambió eso y perdimos. No sentí que ellos fueran superiores, me sentí de igual a igual porque teníamos mucha confianza en lo que hacíamos. Veníamos muy bien".
Y siguió: "A mí me echó Ramón Díaz. Salimos campeones en el 97, hicimos la pretemporada y me desgarré en el último minuto contra Boca en un amistoso en Mar del Plata. Estuve parado casi dos meses. Volví a jugar y rotaba con Marcelo Escudero. A los seis meses me dijo que me tenía que ir. Fue limpiando de a uno o dos jugadores por semana. El tipo quería ser Dios en el club. Se creía que era él y nadie más".
Por último, contó cómo fue volver a cruzarse con Ramón. "En la despedida del Burrito Ortega en Jujuy me cruzó y me dijo: 'Hola, Diablo, ¿cómo andás?'. Yo pensé: 'Qué hijo de p#$%", mientras me palmeaba y me preguntaba por la familia. Para mí él cambió. Se dio cuenta que no manda en todos lados y es el mejor de todos. Se dio cuenta de las cagadas que se había mandado y creo que su hijo Emiliano lo ayudó mucho", concluyó el "Diablo" Monserrat.