El plantel viajará directamente a Quito, donde permanecerá dos días hasta que se juegue el partido.
Los viajes a la altura son todo un tema para los equipos habituados a jugar en el llano. Esta vez le toca a Boca, que el martes a las 19.15 (17.15 de Ecuador) visitará a Liga de Quito por el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Lo que más llamó la atención fue que se decidió viajar directamente a la ciudad en la que se disputará el partido (2.850 metros) sin pasar por Guayaquil, como se hace habitualmente. Si bien no se trata de La Paz (4.100 metros), en el estadio Casa Blanca también se sienten los efectos de la elevación.
Desde el club se contactaron con médicos y fisiólogos de diferentes equipos que jugaron en la altura y todos coincidieron en que esa era la mejor estrategia posible. Más que nada a partir del cambio de reglamentación realizado por la Conmebol a raíz del episodio que vivió Atlético Tucumán en 2017.
El Decano en aquella Copa Libertadores arribó tarde a Quito por un confuso episodio en el aeropuerto de Guayaquil, donde esperó hasta último momento y no dejaron despegar el vuelo. A pesar de esta situación, el partido ante El Nacional se jugó y el conjunto argentino se impuso por 1-0.
Los especialistas también indicaron que a 2.850 metros de altura, los jugadores no deberían afectarse en lo físico. Lo que se puede ver modificado es el normal desarrollo del juego por el pique y vuelo de la pelota: por esto prefirieron llegar con tiempo para practicar allí y acostumbrarse a las variables.
El plantel viajará el lunes a las 14 desde Ezeiza y llegará a Quito a las 18 (de Ecuador -son dos horas menos-). La idea es entrenarse y hasta hacer el reconocimiento del estadio en el día previo al encuentro y retornar a la Argentina apenas terminado el compromiso frente al equipo de aquel país.