El mensaje difundido por chats fue atribuido a Hernán Lombardi.
Hay que gobernar hasta el final. Presentarnos gallardamente a las elecciones con nuestras ideas, sin importarnos el álgebra. Apostar a ganar y salir rápidamente de la idea de irreversibilidad del número.
Van a buscar canjearnos gobernabilidad por rendición. Ninguna concesión a esa idea. Es un falso dilema. Termina en la salida anticipada, como les sucedió a Alfonsín y De La Rúa.
Quieren vernos salir vomitando sangre. Para justificar en los próximos meses la catástrofe que ellos mismos van a generar y para reafirmar la lección histórica que solo ellos pueden gobernar.
La gente que representamos puede perdonar nuestros errores, festejar nuestros éxitos y disimular nuestros defectos. Pero no nos van a perdonar si los dejamos huérfanos e indefensos frente al poder populista.
Nos estamos jugando no sólo la elección de octubre sino la posibilidad de construir una alternativa por muchos años para la Argentina.
El mensaje vehemente y con ribetes dramáticos que distintas fuentes se lo atribuyeron al titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi; comenzó a circular el lunes bien temprano en los chats que congregan a ministros y legisladores. También lo leyeron el Presidente y al jefe de Gabinete, Marcos Peña. No todos estuvieron de acuerdo, pero, en un clima de extremo pesimismo, fue el dique que controló los interminables lamentos que se comenzaron a escuchar en el búnker, el domingo a la noche.
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Y, de algún modo, fue el primer disparador que generó un cambio de estrategia del Gobierno, donde a media mañana dejaron de admitir que el resultado de cara a octubre es "irreversible" y se comenzó a instalar la idea de que "la elección definitiva es en octubre".
Aunque nadie quiere decirlo, y el propio Macri esquivó responder cuando se le consultó al respecto en la conferencia de prensa, por primera vez hay preocupación -y así quedó de manifiesto en el chat- respecto a si el capital político y el programa económico le aseguran llegar sin sobresaltos al fin de su mandato.
De ahí que la estrategia oficial no representa un convencimiento genuino de que Macri puede descontar los más de 15 puntos de diferencia que le sacó Alberto Fernández en las primarias, sino se apoya en la necesidad de la Casa Rosada de mostrar cierta fortaleza, primero rumbo a octubre.
De ahí el mensaje de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, quien a la tarde anticipó que trazará "una propuesta mejor" de cara a las generales.
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Los primeros que iniciaron esa línea discursiva que se encargará de replicar el Gobierno en las próximas horas fueron el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; y el candidato a vicepresidente Miguel Angel PIchetto.
Frigerio, que contó que fue el primero en hablar (por Whatsapp) con Alberto F. y felicitarlo por el triunfo, dijo que el Presidente va "a trabajar de acá al 27 de octubre para hacer todo lo posible para dar vuelta la elección", si bien reconoció que "el mensaje de las urnas fue contundente".
Con su estilo más audaz. Pichetto redobló la apuesta: "Esto no terminó, esto es solo una elección primaria donde indudablemente el Frente de Todos tuvo un resultado importante", expuso, ante los periodistas acreditados en Casa Rosada.
El rionegrino intentó transmitir optimismo desde el Gobierno al asegurar que Macri apostará a ganar en las generales ("Yo no creo en cosas irreversibles", dijo). Y aseguró que "acá no se emprendió ningún proceso de transición. No estamos frente a un resultado definitivo. Ese resultado se va a dar en el mes de octubre".
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Si esa frase de Pichetto había parecido exagerada, por la tarde, el Presidente se encargó de reforzarla, cuando insólitamente negó el resultado al afirmar que "esta elección no sucedió" y aseguró estar convencido de que va a llegar "a la segunda vuelta".