El crimen conmociono a Mendoza en julio del año pasado.
Un joven de 24 años fue condenado hoy a prisión perpetua tras admitir en un juicio abreviado haber asesinado a puñaladas a su ex pareja y a la madre y al sobrino de ella, en una vivienda de la localidad mendocina de Maipú en julio de 2018, informaron fuentes judiciales.
El acuerdo fue celebrado entre Claudia Acevedo, abogada defensora del imputado, y el fiscal Carlos Torres, junto al jefe de los fiscales, Fernando Guzzo.
En una audiencia encabezada por el juez Alejandro Miguel, Exequiel Ledesma fue hallado autor de los femicidios de su ex pareja, Karen Arenas (22) y de su ex suegra, Alejandra Ferreyra (48); y del homicidio criminis causa de un sobrino de su ex novia, Yariel Bruno (4).
El triple homicidio ocurrió la madrugada del 23 de julio de 2018 en el barrio "Bandera Argentina" de la localidad de Maipú, a unos 40 kilómetros de la capital provincial, donde vivía su ex novia, discapacitada y en silla de ruedas y con quien llevaba dos años de noviazgo; su madre y su hermana Vanesa, mamá del pequeño asesinado.
Justamente fue Vanesa quien había salido esa noche y al regresar a su hogar, descubrió los crímenes al ingresar a la vivienda: las tres víctimas tenían múltiples heridas de arma blanca en diferentes partes del cuerpo, especialmente en el cuello.
Según los testimonios que constan en la causa, a Ledesma lo aquejaban los celos y no soportaba el hecho de que su novia hubiera decidido cortar con la relación.
La noche de aquel domingo, llegó a la casa número 18, ubicada en la manzana "F" del barrio Bandera Argentina de Maipú, donde vivía su novia, tomó un cuchillo y la atacó hasta matarla, para luego continuar con su suegra y por último con el pequeño, con la intención de evitar que pudiera reconocerlo como el autor de los crímenes.
Ledesma regresó a su casa, situada en las cercanías, donde horas horas después la policía lo detuvo y al allanar su vivienda, los peritos encontraron un par de zapatillas con manchas de sangre, lo que complicó aún más su situación.
El fiscal Carlos Torres caratuló la investigación como "femicidio en dos hechos y homicidio criminis causa", en tanto que la investigación posterior determinó que tras el fin de la relación, persistían los celos y la agresividad de Ledesma hacia la víctima.
En un principio, la madre del homicida, Nora, proclamó su inocencia y aseguraba que las manchas de sangre que encontraron en las zapatillas de su hijo eran de un perro, pero eso fue totalmente descartado y se comprobó que eran de las víctimas.
Asimismo, los peritajes permitieron establecer que había ADN del detenido bajo las uñas de su ex suegra.
Tras el triple crimen, los cadáveres de Alejandra, su hija Karen y su nieto Yariel quedaron tendidos en la habitación de la mujer mayor, quien fue la que sufrió más lesiones por ser quien más resistencia puso, ya que presentaba cortes en los dedos de ambas manos y los brazos, en clara muestra de defensa.
A un costado de la cama, la Policía encontró tendida también a Karen, cuya silla de ruedas estaba volcada a escasos centímetros suyos, y quien, al igual que el niño, había muerto de un profundo corte en el cuello.
Ledesma no tenía antecedentes policiales y sus allegados comentaron que antes de quedar detenido, realizaba trabajos de albañilería y disfrutaba de jugar con sus amigos al fútbol.