Macarena Cabruja es de Rosario, tiene 25 años y trabaja en la playa Can Pere Antoni, donde rescató al pequeño. "Pensé que no me ibas a rescatar porque soy negro", le dijo.
Macarena Cabruja es una rosarina que trabaja como guardavidas en Palma de Mallorca. Y el domingo pasado se convirtió en heroína al rescatar de las aguas de un mar embravecido en la playa de Can Pere Antoni a un niño de 10 años, que corría riesgo de morir ahogado.
La joven, de 25 años, había terminado su jornada de trabajo y se quedó con un amigo a jugar un rato al voley en la playa. Cuando anochecía, ella vio a un grupo de personas que miraban hacia el agua y señalaban a alguien que estaba siendo arrastrado por la fuerte correntada.
Las autoridades del lugar habían levantado un tiempo antes la bandera roja y amarilla, que señalaba la peligrosidad del mar.
Cabruja observó que se trataba de un niño, que era arrastrado por la corriente a unos 200 metros de la orilla, próxima a la línea de boyas. Sin pensarlo dos veces, y aún con el riesgo de que la correntada se la llevara también a ella, la joven se lanzó a rescatar al pequeño.
Antes de arrojarse al agua, la guardavidas solicitó que pidieran ayuda al servicio de emergencias. "El mar tiraba con mucha fuerza. Aunque puedo aguantar horas en el mar, sabía el riesgo al que me enfrentaba", dijo Cabruja al medio local Diario de Mallorca.
Llegar hasta una boya
Cuando la rosarina llegó hasta el lugar donde estaba el niño, éste se desvaneció del cansancio de mantenerse a flote. Cabrujo decidió entonces nadar hasta la boya más cercana y esperar a que se recupera y llegara ayuda. Luego de unos minutos, el volvió en sí y le preguntó a la joven si estaban vivos y se salvarían. Ello lo tranquilizó.
Cuando la socorrista y el niño, que tenía 10 años, con gran esfuerzo, pudieron pasar de una boya a la otra, el pequeño le dijo a Cabruja una frase estremecedora: "Pensé que no me ibas a rescatar porque soy negro".
Finalmente, un barco de prácticas del puerto que pasó por allí notó el peligro que corrían la joven y el niño y acudieron en su ayuda. Si bien las dos personas en apuros no pudieron subirse al barco, desde la embarcación les arrojaron un flotador para acercarlos a la costa.
"Le pedí a los del barco que no nos quitaran la vista de encima. Me armé de valor. Le dije al niño que se agarrara fuertemente al flotador y nos fuimos acercando", dijo Macarena al medio mallorquí.
Los 200 metros que separaban a la guardavidas y el niño de la orilla se hicieron interminables. Pero finalmente lograron llegar, exhaustos. "Le di un fuerte abrazo y lo llené de besos. Nunca he estado en una situación tan difícil", subrayó la rosarina.
El niño fue asistido inmediatamente por paramédicos que llegaron a la playa y se encuentra fuera de peligro.
Desde la Policía Local, así como del Institut Balear d'Emergències y otras instituciones felicitaron a la joven socorrista por el esfuerzo realizado en una situación crítica como la que se dio el pasado domingo.
Cabruja es guardavidas, pero también es profesora de eduación física y guía de montaña.
n diálogo con el diario La Capital de Rosario, la heroína argentina de Palma de Mallorca, reflexionó: "El nene se estaba por morir y me dijo que pensaba que no lo iba a salvar porque era negro. Ahí me hizo pensar que ya de chico estaba condenado a saber a qué mundo de mierda iba a venir. Por eso el mensaje creo que es ese, empezar a pensar un poco más en el otro".