La actriz contó su experiencia cuando dio a luz a su primer hijo. "Me forcé a ser una súper madre", aseguró.
Penélope Cruz reflexionó sobre las exigencias que recaen sobre las madres, en un contexto donde el feminismo replantea el rol social de la mujer.
En un encuentro organizado por su colega Gwyneth Paltrow en el marco del lanzamiento de la web Goop sobre lifestyle, la mujer de Javier Bardem contó cómo cambió su mentalidad con el nacimiento de su segundo hijo, luego de exigirse ser una "súper mujer" de su primer hijo Leo, de ocho años.
"Me di cuenta de la cantidad de fantasías y tópicos de la sociedad que yo misma me había puesto en la cabeza entre la primera y la segunda vez que abandoné el hospital tras dar a luz. Es como si estuviéramos hablando de dos mujeres diferentes", aseguró en la charla que tuvo lugar en Londres.
Luego detalló: "La primera vez, me forcé a ser una súper mujer para volver a la normalidad cuanto antes. Me dije: 'Voy a tener un parto natural y doce horas después saldré del hospital en tacones'. Y ahora que pienso en ello, me pregunto: '¿Quién me pidió que lo hiciera? ¿Quién me obligó a no delegar, a tratar de hacerlo todo por mí misma y a no pensar en que tenía que cuidarme?'. Creo que esto no tiene nada que ver con el feminismo, simplemente dejé de respetarme al comportarme así".
Dos años después de esa experiencia, Cruz tomó la maternidad de una manera mucho más humana con la llegada de Luna, respetando su propio ser y pidiendo ayuda, dejándose ayudar.
"La segunda vez ya me dije que me quedaría en el hospital tres días por lo menos. Me quedé acostada en la cama con mi bebé en brazos, mientras mi otro bebé y mi marido me hacían compañía. Mi marido me ayudó muchísimo y lo hizo todo más fácil para mí, pero en cualquier caso me di cuenta de que necesitaba comer, dormir y, básicamente, darme una ducha de vez en cuando", expresó.