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Regionales

Tienen nuevo hogar los abuelos que fueron abandonados por su hijo en Rosario

Hilda y Hugo están en una residencia para ancianos, con atención médica, comida y hasta pileta.

02/07/2019

A Hilda y a Hugo les comentaron que desde este lunes podrían quedar alojados en un hogar de la zona sur de Rosario. Les explicaron que allí contaría con atención médica, kinesiólogos, nutricionista y hasta una pileta climatizada para realizar tareas de rehabilitación.

Ambos fueron abandonados el mes pasado en un bar por uno de sus hijos tras ser desalojados del departamento que alquilaban. La abuela se tomó un segundo para consultar lo que más le importaba. "¿Y vamos a estar juntos, en la misma habitación?", preguntó inquieta.

Cuando la directora del Hogar Español, que se fundó en 1971 y que desde 1982 funciona en una amplio predio de la zona sur de la ciudad, le confirmó que el matrimonio se alojaría en una habitación para ellos solos ya no hubo más que charlar.

Este lunes, cerca de las 11 de la mañana, la pareja de 89 y 92 años que conmovió al país con su historia fue trasladada a su nuevo hogar. Abandonaron la casa de Raúl González, su otro hijo, quien debió pedirle a dos de sus cuatro hijos que se buscaran por un tiempo un lugar donde dormir. Debían hacer lugar a los abuelos. Esa era la prioridad. Aunque faltara espacio y dinero para atenderlos. Eran seis personas bajo el mismo techo, en un lugar sin comodidades para los ancianos.

González inició gestiones en distintos ámbitos para resolver el tema. Recibió ofrecimientos particulares para alojar a sus padres, pero tal como explicó a Clarín la semana pasada debió rechazarlos por distintos motivos: algunos provenían de gente tan o más necesitada que su propia familia y otros ponían a disposición viviendas demasiado alejadas.

El hombre agradeció y desestimó porque además no contaba con el dinero para contratar a una persona que los fuera a cuidar. El panorama era complejo, pero ahora apareció el personal del Hogar Español para tender una mano.

"Escuchamos su historia y quisimos ser solidarios. Ahora están felices, contentos", explicó Gabriela Alabern, directora del establecimiento, una entidad sin fines de lucro que alberga a 76 abuelos.

En 28 de los casos que atienden reciben una asistencia del Gobierno español. También aportan para su funcionamiento el Estado santafesino y el Pami. "Algunos pueden pagar una cuota particular y otros no. Pero nosotros estamos para darle una buena calidad de vida a los adultos mayores. Esperemos que Pami o alguna institución nos apoye un poco. Y si no lo haremos de corazón", explicó Alabern en diálogo con Radio Dos.

Una posibilidad es que como Hugo es hijo de españoles se pueda gestionar un subsidio del gobierno de aquel país para colaborar con el dinero que se destina para cuidarlos. En el hogar aclaran que por el momento no necesitan nada. Que la institución les proveyó de ropa, ya que no tenían demasiada, y de todo lo que requieren para estar bien. "Sobre todo afecto y amor", aclaró la directora.

La historia de Hilda y Hugo se conoció el 5 de junio. Ese día los desalojaron de un departamento que alquilaban. Su hijo, que vivió toda la vida con ellos y que está con una licencia laboral por problemas psicológicos, los dejó en un bar para que comieran. Nunca más apareció y nada saben de él en la familia. Horas más tarde su otro hijo fue informado de lo que sucedía por la policía. Los fue a buscar y los alojó en su pequeño domicilio.

Un mes después los abuelos tienen un nuevo hogar. Lo único que pedía Hilda desde el primer día, consciente de que su hijo no podía sostener la situación. Su deseo se cumplió. A partir de ahora compartirá techo, abrigo, comida y la misma habitación con Hugo.