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País

Rodrigo Eguillor, al borde del juicio por violar a una chica en San Telmo

La víctima tuvo que colgarse de un balcón para pedir ayuda. El hombre tiene otras denuncias por abuso, amenazas y hurto.

20/06/2019
Rodrigo Eguillor

Rodrigo Eguillor quedó al borde del juicio oral acusado de haber amenazado, encerrado y violado a una joven en su departamento de la avenida Independencia y Piedras, en San Telmo. La noche del 15 de noviembre, el joven invitó a la víctima, de 22 años, a la casa de un amigo, pero en donde estarían los dos solos para tener relaciones sexuales. En algún momento, ya de madrugada, Rodrigo comenzó a insultarla. La joven, entonces, quiso irse del lugar. Él, en cambio, quería seguir teniendo sexo, según la acusación a la que tuvo acceso TN.com.ar.

Ella lo rechazó dos veces. Cuando pudo, además, le pidió a su hermana que fuera a buscarla con la Policía de la Ciudad. Él, mientras tanto, no la dejaba salir. De los gritos pasó a las amenazas; de la encerrona, al forcejeo, hasta que finalmente la violó, como determinaron los peritos.

En medio de la noche de violencia, la chica tomó una decisión extrema: se colgó del balcón para pedir ayuda. Algunos vecinos, alertados por los gritos, grabaron esa escena. Eguillor puso en marcha la coartada: les decía a los testigos ocasionales que ella quería suicidarse porque "estaba loca", pero que él, como sostuvo en las entrevistas televisivas, era "el héroe" que la "salvó de la muerte".

No era la primera denuncia contra Eguillor y no sería la última: una empleada del Casino de Buenos Aires ya lo había acusado de manosearla en el estacionamiento del lugar. En ese momento, su abogado intentó demorar el proceso judicial: tras el procesamiento por abuso simple, el letrado pidió que el Cuerpo Médico Forense (CMF) realizara un informe psicológico para determinar si Rodrigo estaba en tiempo y espacio, es decir si era consciente de lo que hacía. El titular del juzgado 3 lo aceptó.

El abogado oficial, entonces, pidió algo más: que el examen médico lo hiciera un especialista del distrito de Lomas de Zamora porque su defendido, que vivía en el country Solar del Bosque, no podía trasladarse hacia la ciudad de Buenos Aires. El magistrado también lo aprobó: envió el exhorto a ese distrito. El fiscal local que recibió la notificación para producir la prueba psicológica rechazó hacerla varias veces alegando cuestiones de forma del pedido. Cansado, el juez elevó esa causa a juicio oral. El Tribunal Oral Criminal (TOC) 9 porteño todavía no comenzó el debate.

Eguillor sabía las consecuencias de cada uno de sus actos. A partir de la denuncia por violación en San Telmo, el primer juez de la causa, Carlos Bruniard ordenó un informe psicológico que no dejó lugar a dudas: "Eguillor presentaba una apariencia despreocupada por los procesos en los que se encuentra involucrado, pero tiene tendencia a la actuación, con baja tolerancia a la frustración y desestimación de la figura de autoridad". Desde diciembre, entonces, lo detuvieron de manera preventiva: primero en Marcos Paz y desde el 14 de junio, en Ezeiza.

Los problemas para el acusado siguieron: tiene siete causas en la Justicia, según pudo reconstruir el portal de Todo Noticias. Al abuso simple y el abuso sexual con acceso carnal agravado por la violencia de género, se sumaron una denuncia del dueño de Jet -donde trabajaba- por "amenazas"; otra por "amenazas coactivas" a una empleada judicial; una más por "hostigamiento" a otra mujer a través de las redes sociales; y otra, realizada por el Ministerio Público Tutelar porteño, por los dichos discriminatorios en los videos que hizo denigrando a su denunciante.

Hay otra aún más insólita: cuando los investigadores recolectaron testimonios para reconstruir quién era y qué había pasado la noche del 15 de noviembre en San Telmo, una persona declaró que el acusado le había robado los anteojos y la campera verde con los que no solo se presentó a indagatoria sino a los medios televisivos en los que intentó evitar lo que esta vez ya no dependía de él ni en donde su "tendencia a la actuación" podría ayudarlo.

Ahora, solo falta la firma del juez Javier Sánchez Sarmiento, del juzgado nacional criminal y correccional 48, para que Eguillor se siente en el banquillo de los acusados.