En el país fallecieron 5.472 personas en 2018 como consecuencia de un siniestro vial. ¿Quiénes, cómo, cuándo y dónde se producen los accidentes fatales?
Los analistas la catalogan como un genocidio por goteo. Los estadistas repiten que los accidentes de tránsito en la Argentina son la primera causa de muerte en menores de 35 años, la tercera sobre el total de la población. El lunes 10 de junio se conmemora el Día Mundial de la Seguridad Vial: desde el Ministerio de Transporte de la Nación, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) y Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) expusieron cifras, valores, principios e informes de su gestión.
En el territorio nacional fallecieron 5.472 personas el año pasado como consecuencia de un siniestro vial, dentro de un marco temporal de seguimiento de las víctimas hasta 30 días después del accidente, conforme el criterio de armonización global establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al cual adscriben la mayoría de países del mundo. 3.914 (71,5%) de esas muertes ocurrieron en el lugar de los hechos o 24 horas después del accidente.
Carlos Pérez, director de la ANSV, habla de una estabilización de los parámetros. En 2017, las víctimas fatales fueron 5.611. En 2016, 5.582. Existe, en todo caso, una caída relativa, aunque no del todo significativa, por eso los especialistas lo analizan desde el concepto de nivelación de las estadísticas. "Estamos estabilizando el número para empezar a bajarlo. Entendemos que lo hemos logrado en principio es tener el dato cierto: qué es lo que estaba pasando en Argentina respecto de la siniestralidad. A partir de ahí, debemos generar las políticas públicas que nos permitieran ir reduciéndolo. No lo pudimos reducir pero igual estamos contentos porque la Argentina se ha convertido en un referente en Latinoamérica en materia de políticas públicas de seguridad vial", expresó Pérez.
La tasa de mortalidad experimenta el mismo flujo que las pérdidas humanas en materia de siniestralidad. La estadística que expresa la relación entre el número de víctimas fatales cada cien mil habitantes de una misma unidad geográfica se mantuvo en los estándares equilibrados: en 2016 fue de 12,8%, en 2017 se estableció en 12,7% y el año pasado cayó al 12,3%.
En paralelo, las autoridades presentaron un estudio sin precedentes en Latinoamérica: la configuración de las víctimas viales en términos económicos. La siniestralidad vial -es decir, atacar los efectos de la siniestralidad- le cuesta al Estado argentino más de $175 mil millones, el equivalente a 1,7% del Producto Bruto Interno (PBI), lo mismo que pavimentar 3.380 kilómetros de rutas o construir 1.830 kilómetros de autopistas. Los componentes del relevamiento atienden los costos de la pérdida de productividad de la persona siniestrada, los costos médicos, los costos humanos, los costos a la propiedad y los costos administrativos. En función del costo por víctima de la siniestralidad vial, el mismo llega hasta casi el millón y medio de pesos ($1.373.599 -según los cómputos de 2017-), aunque hay una variación considerable entre el costo por víctima fallecida ($30.551.793) y herida ($284.111 por cada lesionado grave y $3.375 por cada víctima con lesión leve).
Tipo de usuario: El 43,8% (2.350 fallecidos) de las víctimas fatales de 2018 viajaban sobre un motovehículo. La estadística preocupa: el parque de motos crece exponencialmente mientras se busca atacar el paradigma del uso del casco. La cifra ascendió del 38 al 43,8% de un año al otro.
El Ministerio de Transporte, a través de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, realizó un estudio a nivel país sobre las conductas de los argentinos al volante para completar su anuario estadístico. El relevamiento evidenció que el 68,7% de los conductores de motovehículos circulan protegidos mediante el uso de casco. La proporción desciende al 42% entre un acompañante y al 20,9% entre el resto de los ocupantes. "Si se comparan los resultados respecto de la medición llevada a cabo en 2016, se observa que el uso de casco crece únicamente entre conductores (del 65,4% al 68,7%) y que la protección del resto de las posiciones se mantiene estable", agrega el informe.
A nivel regional, se percibe un registro heterogéneo: mientras Cuyo (92%), AMBA (82,3%) y Patagonia (84,8%) sostienen porcentajes de protección del total de sus ocupantes superiores al 80%, en la región Pampeana (58,4%), NEA (60,2%) y NOA (51,2%) caen por debajo de la media nacional (64,2%). Carlos Pérez, director de la ANSV, contextualizó estos estándares con un caso paradigmático: "En el NEA han aumentado la cantidad de trasplantes de órganos producto de la cantidad de siniestros de motos que se producen. En España pasa al revés: cuando ellos empezaron a bajar la tasa de siniestralidad, empezaron a tener problemas en la búsqueda de donadores de órganos. En Argentina hay más posibilidades de conseguir un órgano por la cantidad de siniestros que hay. Es crudísimo, pero es lo que está pasando".
Las víctimas que viajaban en autos fueron 1.479, el 27,6%. En las estadísticas de 2017, el porcentaje era del 31%. Los resultados de la investigación llevada a cabo por la ANSV demuestra que más de 1,5 millones de personas que circulan en auto pasaron a utilizar el cinturón de seguridad. A nivel nacional, el estudio arrojó que sólo el 55% de los conductores lo usan: la proporción se reduce al 42,8% entre copilotos y al 19,9% entre ocupantes traseros. Hubo una evolución en la conciencia vial de los argentinos: "Respecto de la última medición -apunta el informe-, se observa un crecimiento del uso del cinturón únicamente entre conductores (del 50,2% en 2016 al 55% en 2018)".
Jurisdicción: La provincia de Buenos Aires es el distrito en el que mueren más personas en accidentes de tránsito: 1.419 fallecidos en 2018, seguido por Córdoba (564) y Santa Fe (469). En Tierra del Fuego hubo cuatro víctimas fatales el año pasado. Pero si se tiene en cuenta la tasa de mortalidad, Buenos Aires ostenta uno de los porcentajes más bajos: 8,3% por detrás de la ciudad de Buenos Aires (5,2%) y de Tierra del Fuego (2,4%). En cambio, Santiago del Estero tiene, por amplio margen, la estadística más negativa: 28,6%.
Sexo: De las 5.472 víctimas fatales, hubo 313 de las que no se pudo especificar el sexo porque algunas jurisdicciones no informaron esos datos. Los hombres mueren mucho más que las mujeres en siniestros viales: casi ocho de cada diez víctimas son hombres. El porcentaje es del 77,9% y el de las mujeres, 21%.
Edad: En el apartado de las características sociodemográficas de las víctimas fatales, se distingue cómo afecta la siniestralidad a los jóvenes de 15 a 34 años, el tramo etario más preponderante en las cifras. 1.321 personas de 15 a 24 años y 1.024 de 24 a 35 fallecieron durante 2018 producto de un accidente de tránsito: acumulan el 44,8% del total.